Prólogo

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Dicen que el miedo te paraliza o te impulsa y creo que yo me encuentro en medio de ambos instintos.

He vivido mi corta vida con una emoción que me supera al punto de tensarme el cuerpo y llenarme de ansiedad. Aunque parezca que es un problema que carezca de sentido, para mi es una secuela que cargo desde que les pregunté «Ustedes no son mis padres ¿verdad?». Y por irónico que sea, la pregunta la tenía lista, pero no estaba preparado para la respuesta que se encondía tras ella.

Me resigné a vivir a través de una máscara, para proteger mi verdadera identidad, para cuidar mis emociones de mis propios pensamientos y para tener control absoluto de lo que podía tener con lo que anhelaba.

Y a pesar de la idea que había formado, en un momento desesperado por tomar aire, porque me estaba ahogando, alcé mi cabeza para poder respirar, y vi en el cielo azul unos ojos tan intensos, tan ardientes y tan abrumadores que me miraron para consolarme, dejándome completamente indefenso y permitiéndole conocerme más allá del miedo.

La escritora, el actor y los miedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora