Capítulo 23: Una punzada de necesidad

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Reissel

No quiero obligarte a darme lo que no estás dispuesto a entregar, pero estoy dispuesta a esperarte todo el tiempo que necesites para que me des un pedacito de ti, aunque eso implique partirme el corazón en dos mientras espero el momento.

Releo el diálogo una y otra vez para asegurarme de transmitir el mensaje correcto. Mendigar por amor no es el mejor acto de amor propio que digamos, pero hay ocasiones donde necesitamos un poco más de lo que nos merecemos.

La novela la tengo bastante avanzada, tal vez a un cuarenta y siete porcientos y aunque la trama a fluido como el agua de un río, la relación de los personajes es más complicada de lo que parece. He pensado que debería de escribir nuevamente un par de capítulos, ya que a los personajes los he dejado en una posición tan compleja que será difícil para el lector conectar con ellos.

Aunque sé que a todos nos gusta el drama.

Me acomodo sobre sobre el tocador y estiró mis piernas con cuidado de no botar mi laptop. Reviso rápidamente la hora, son las tres y dos minutos de la tarde. Me encuentro sola en el camerino de las chicas desde hace veinte minutos que se fueron a grabar sus escenas.

Ahora que el rodaje está llegando a su fin he tenido el tiempo necesario para enfocarme en la novela que estoy escribiendo, en las reuniones virtuales con las editoriales, en la revisión de las novelas que he escrito y en prestarle la atención debida a mis redes sociales, que, en los últimos días, se han vuelto una locura.

Nuevos seguidores, nuevos comentarios y una masividad de mensajes que no tengo el tiempo para responder uno, lo cual me apena y me entristece en grandes escalas, ya que antes tenía el tiempo de sobra para interactuar con quienes me siguen.

Dios, me siento fatal por no gestionar de mejor manera mi tiempo hacia ellos.

He estado tan ocupada estos días en mi trabajo que he olvidado ciertos intereses, como hablar con Keisy, terminar el libro de Christina Lauren y tener tiempo con Dash. Aunque eso suena un poco ridículo de mi parte, ya que él y yo no somo nada, aun así, tengo el presentimiento constante que deberíamos de estrechar lazos para tener una mejor conexión. De todas maneras, no estoy muy convencida de decirlo en voz a alta, estoy insegura de la posible respuesta de Dash.

Un suspiro involuntario escapa de mi cuerpo logrando disipar la nube enorme de pensamientos que rondan en mi cabeza. Tal vez sería más fácil controlarlos si tuviese la valentía para hablar sobre ellos. La cuestión es que hablarlos sería fácil dentro de lo que cabe, la parte difícil es la persona que está implicada provocándome este tipo de dilemas.

Mi monólogo fue interrumpido cuando tres golpes me hicieron levantar la cabeza de la laptop para observar atentamente la puerta.

—Adelante —indiqué regresando la mirada hacia mi dispositivo.

Escuché como la puerta se abría con cuidado para luego ser cerrada de la misma manera. Como no escuché pasos y tampoco una voz que respondiera a mi llamado, levanté la cabeza para encontrarme con un tipo tan guapo como la noche llena de estrellas.

Hoy tenía el cabello un poco corto, con su característico corte two bolck, dándole un aspecto más simétrico y pulcro de lo que debería hacer un simple corte de cabello. Con mi atención puesta en su cara, no pude resistirme a ver sus labios en tono rosa natural, que me resultan más atractivos que antes, tal vez a la necesidad de volver a besarlos.

Dash estaba arrogantemente guapo, con su típica vestimenta oversize que no te permitía ver con detalle su marcado cuerpo y eso lo detestaba, porque desde que me memoricé todo lo que hay debajo de esa ropa, no puedo dejar de imaginarlo sin ella cada que lo tengo frente a mí.

La escritora, el actor y los miedosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora