Pinceladas del Destino 🎨 [𝗸𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻; 𝗼𝗺𝗲𝗴𝗮𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲]

✦ - Los Park 🎨

Capítulo 1.

Jimin no creía en el amor a primera vista ni en los destinos predestinados. Estaba convencido de que el amor se construye a través del esfuerzo y la disposición de ambas personas involucradas. Según él, enamorarse es una experiencia que se puede vivir varias veces en la vida, y es uno quien decide con quién desea quedarse; a eso lo llamaba amor verdadero.

Aunque su naturaleza de omega lo predisponía a amar a su destinado al primer encuentro, el omega tenía una perspectiva diferente. Creía firmemente que algún día encontraría a un hombre que fuera amable, musculoso, atractivo, alfa y millonario. No necesariamente tenía que ser su destinado. Ah... como soñaba con alguien como Kim Min-kyu, uno de sus actores favoritos.

—¿Por qué ningún hombre así me persigue a todos lados? —dijo el omega rubio mientras se metía un puñado de palomitas en la boca, viendo uno de sus dramas favoritos por décima vez en el mes.

Estaba a punto de hacer un puchero y patalear hasta que fue interrumpido por alguien tocando su puerta. El rubio suspiró antes de pausar su serie.

—¿Sí?

—Jimin, mamá dice que la cena ya está lista —era Juna, su hermana menor alfa.

Jimin se levantó como un zombi de su tan preciada cama y se dignó a abrir la puerta. La cara de su maravillosa y guapa hermana menor lo recibió con una sonrisa de ojos de medialunas y dientes con brackets. El omega le revolvió el castaño cabello y ambos bajaron para cenar juntos.

Al llegar, el rubio y la castaña vieron a su hermano mayor, Jihoon, el alfa mayor,  saltando la cuerda como un maniático mientras su madre le decía que parara y que la ayudara a poner la mesa, y su padre se encontraba sirviendo los platos de sopa para cenar.

—¿Necesitas ayuda en algo, mami? —Jimin preguntó mientras le quitaba el mantel de las manos para ponerlo él mismo. —Por cierto, apesta a alfa sudado.

—Jihoon, podrías dejar de saltar la cuerda un segundo y ayudar a que la casa no huela a mierda de alfa de gimnasio, por favor y gracias —dijo Juna mientras reía y se colocaba sus lentes que estaban al lado de la televisión.

—¡Cuida ese vocabulario, señorita! —dijo la mamá de los hermanos Park, la señora Park Daehyun, mientras se sentaba.

Existía una ley en casa y era que todos tenían que aportar en algo. La señora Park cocinaba, el señor Park servía los platos, Juna se encargaba de recoger la mesa, Jihoon tenía que lavar los platos y Jimin limpiaba la cocina.

A los dos últimos les tocaba la peor parte.

La familia Park era un ejemplo de cómo las castas pueden coexistir en armonía. Jimin, uno de los más jovenes del hogar, era un omega rubio y caprichoso. Su pasión por los hombres musculosos y los dramas coreanos reflejaba su personalidad soñadora y romántica. Su hermana menor, Juna, era una alfa de cabello castaño, enérgica y decidida, con un carácter tan fuerte como su presencia.