Capítulo 38.
Omega y alfa yacían en la cama, sus cuerpos entrelazados bajo las sábanas desordenadas con estampado de fresas. La luz tenue del atardecer se colaba a través de las cortinas, bañando la habitación con un resplandor dorado que contrastaba con el olor dulce y envolvente que llenaba el aire. Las fresas, ese aroma característico de Jimin, flotaban suavemente junto con el toque profundo de las moras, que emanaba de Jungkook. Juntos, sus aromas se mezclaban en una sinfonía de sensaciones que envolvía cada rincón del cuarto.
Apenas había pasado una hora desde que sus respiraciones entrecortadas se habían calmado, y aún así, el calor de sus cuerpos permanecía, reconfortante, como una promesa tácita de cercanía. El rubio, con su cabeza apoyada en el pecho de Jungkook, podía escuchar el latido pausado de su corazón, ese ritmo constante que siempre conseguía tranquilizarlo. El aroma a chocolate y almendras que emitían sus segundos aromas los hacía sentir a ambos en una especie de paraíso privado, lejos de todo lo que los preocupaba en el mundo exterior.
—No puedo creer lo bien que hueles —murmuró Jimin, deslizando su mano por el abdomen firme de Jungkook.
El alfa sonrió, su mirada perdiéndose en los rizos dorados de Jimin, esos que siempre parecían capturar la luz de manera mágica. Deslizó sus dedos por el cabello de Jimin, peinando suavemente los mechones mientras su otra mano descansaba sobre la curva de su espalda.
—Y yo no puedo creer que seas real —respondió Jungkook, su voz ronca, cargada con el cansancio de las horas anteriores. —Eres una obra de arte.
Jimin levantó la mirada, sus ojos miel brillando con una calidez especial. Había algo más que agotamiento en su expresión; había una paz que solo encontraba en esos momentos íntimos con su alfa, como si en el espacio entre ambos no existiera nada más, solo ellos dos.
Jimin suspiró suavemente antes de preguntar, con un deje de preocupación en su voz.
—¿Te sientes bien? —murmuró, sus dedos trazando círculos distraídos sobre el pecho de Jungkook. Aunque el alfa intentaba ocultarlo, Jimin podía notar que algo más lo inquietaba.
Jungkook cerró los ojos por un momento, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Después de un largo suspiro, asintió lentamente.
—Sí, ahora sí. —Su tono era bajo, casi susurrado, como si no quisiera romper la tranquilidad que los envolvía—. Lo de mi padre… —Se interrumpió brevemente, sus dedos aún acariciando el cabello del omega—. Fue duro, pero contigo aquí… me siento mucho mejor.
Jimin no dijo nada al principio, solo se acomodó más cerca, apoyando su mano en el costado de Jungkook como si quisiera brindarle su apoyo sin palabras. Sentía que debía decir algo más, algo que aliviara el peso que Jungkook llevaba por dentro, pero en ese momento, simplemente estar ahí parecía ser suficiente.
—Si en algún momento necesitas hablar, de lo que sea, estaré aquí —susurró finalmente, su voz suave, pero firme, como una promesa que no necesitaba ser repetida.
El alfa lo miró, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de agradecimiento y algo más, algo más profundo que no necesitaba ser expresado con palabras. Sin decir nada más, acercó a Jimin hacia él, enterrando su rostro en el hueco de su cuello, inhalando profundamente el dulce aroma a fresas que siempre lograba calmarlo.
—Gracias, Minnie —murmuró contra su piel, su respiración cálida haciendo que el omega se estremeciera levemente—. No sé qué haría sin ti.
El omega rubio sonrió suavemente, besando la cabeza de Jungkook mientras lo abrazaba más fuerte.
—Ahora somos un equipo —dijo el omega sin dejar de acurrucarse con el alfa.
Jungkook levantó la cabeza apenas un poco, lo suficiente para que sus ojos se encontraran con los del rubio. Había algo suave y cálido en su mirada, una mezcla de cariño y tranquilidad que solo compartía con él. Con un leve movimiento, inclinó su rostro hacia el omega y depositó un beso suave en sus labios. No era un beso cargado de pasión o urgencia, sino uno tierno, de esos que lo decían todo sin necesidad de palabras.
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Pinceladas del Destino 🎨 [𝗸𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻; 𝗼𝗺𝗲𝗴𝗮𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲]
Hayran Kurgu៚ · ♡ | Jimin, un omega de Busan que está obsesionado con los hombres musculosos, sigue a un enigmático chico de Seúl por Instagram. @jjeongguk.07 que comparte fotografías de su arte y de su tonificado cuerpo. Sorprendentemente este le devuelve el...