Capítulo 23.
El alfa y el omega estaban sentados frente a frente en el salón de la casa de Jimin. El cabello rubio de Jimin estaba desordenado, y sus ojos, aún hinchados por el llanto, reflejaban el dolor reciente. Mantenía el silencio, su mirada fija en el suelo, evitando el contacto visual con Jungkook. El pelinegro, completamente enrojecido por la vergüenza y la magnitud de la escena que había provocado, mantenía la cabeza baja, como un niño regañado, sin atreverse a levantarla.
El silencio en la habitación era denso, casi palpable, como una barrera invisible que separaba a ambos. Jungkook sentía el peso de sus palabras anteriores aplastándolo, como si la culpa fuera una carga imposible de soportar.
—Lo siento... —rompió el silencio con una voz temblorosa—. Sé que lo que dije fue cruel, y como te dije antes, no es lo que realmente siento —su voz era un susurro cargado de arrepentimiento, pero también de una desesperación apenas contenida.
El rubio permanecía inmóvil, sus ojos fijos en el suelo, como si no pudiera soportar la idea de ver a Jungkook a los ojos. El dolor en su pecho era tan agudo que sentía que podría romperse si intentaba hablar.
—Yo... —continuó Jungkook con voz quebrada—. No debí suponer nada ni hablarte de esa forma tan despectiva. Tú vales mucho, Jims... y yo no soy nadie para decirte lo contrario.
El omega soltó un suspiro profundo, resonando en el silencio de la habitación como un eco de su sufrimiento. Finalmente, levantó la vista, y sus ojos, llenos de lágrimas no derramadas, se encontraron con los de Jungkook.
—Lo que verdaderamente me lastimó no fue lo que dijiste —su voz era baja, pero cortante, como si cada palabra fuera una daga—. Fue la forma en la que lo dijiste. Me hiciste sentir como si no valiera nada... como si mis sentimientos no importaran. —La amargura en su voz era palpable, cada palabra cargada con la traición que sentía.
El alfa sintió un nudo en la garganta, ahogándolo con su propio arrepentimiento. Sabía que había herido profundamente al omega, y ese conocimiento lo consumía. Las palabras crueles que había pronunciado, rechazando a Jimin antes de que pudiera siquiera declararse, habían sido un golpe brutal. El dolor de haber destrozado algo tan frágil y prometedor lo atormentaba.
El silencio volvió a instalarse, cargado de todo lo no dicho. Jungkook, con el corazón en la garganta, se armó de valor para preguntar lo que lo atormentaba, a pesar del miedo al rechazo que lo paralizaba.
—Jimin... —comenzó con cautela, su voz un murmullo tembloroso—, ¿tú... sientes algo por mí?
El omega lo miró con sorpresa, sus labios temblando como si estuvieran a punto de pronunciar una verdad dolorosa. El miedo lo paralizaba, el recuerdo de la frialdad y el rechazo del alfa era demasiado abrumador. No podía soportar la idea de ser rechazado nuevamente.
—Somos amigos, Jungkook —respondió al final, bajando la mirada para evitar la reacción del alfa. Cada palabra era una carga pesada de dolor no expresado.
El vacío en el pecho de Jungkook se expandió, un abismo que lo devoraba. Había esperado una respuesta diferente, algo que le diera esperanza, pero ahora solo sentía desesperación. Él sabía que no podían ser solo amigos, lo sabía. Pero también sabía que había construido un muro entre ellos con sus propias palabras crueles.
—Sí... claro, amigos —repitió, tratando de sonar convincente, pero la culpa y el dolor lo abrumaban. Cada palabra parecía arrancada de su alma.
El silencio entre ellos era abrumador, cargado de todo lo que no se habían dicho. El alfa deseaba desesperadamente algún signo de perdón, pero solo encontró un vacío inquebrantable.
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Pinceladas del Destino 🎨 [𝗸𝗼𝗼𝗸𝗺𝗶𝗻; 𝗼𝗺𝗲𝗴𝗮𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲]
Fanfiction៚ · ♡ | Jimin, un omega de Busan que está obsesionado con los hombres musculosos, sigue a un enigmático chico de Seúl por Instagram. @jjeongguk.07 que comparte fotografías de su arte y de su tonificado cuerpo. Sorprendentemente este le devuelve el...