<24 de marzo de 2019>***
***
Luego del fracaso de la reunión familiar organizada por Luther, en la que prácticamente acusó a sus hermanos de haber asesinado a su padre, y estableció realizar un funeral al atardecer, Número Ocho se dirigió a la cocina en busca de un poco de agua. Allí, se encontró a Diego totalmente absorto en sus pensamientos, labrando con un cuchillo la mesa de madera. Jayden sonrió inconscientemente, esa imagen le recordó a los viejos tiempos, pues en algún momento, su joven hermano solía tallar con sus navajas todo mueble que se cruzara en su camino, y el viejo lo castigaba cuándo encontraba su invaluable mobiliario astillado y destruido. Ella tomó la jarra de agua del refrigerador y por fin el latino notó su presencia, siguiéndola con la mirada en silencio.
—Luther está demente pensando que uno de nosotros asesinó al viejo—comentó Número Dos aun molesto por la acusación del rubio.
—Aunque motivos no nos faltaban—respondió Ocho con un deje de ironía.
—Nada ha cambiado, Luther se cree el líder, Allison actúa como si fuera mejor que el resto y Klaus está drogado—enumeraba el de ojos oscuros, Jayden lo miró alzando las cejas y moviendo sus manos alentándolo a seguir, pues aún le faltaba un miembro de la familia.
—Y Vanya es Vanya—completó ella, recordándole la ausencia de su séptima hermana.
—Sí, también—respondió sin darle mayor importancia, Jayden rio con incredulidad, Número Siete tampoco era su favorita, pero al menos recordaba su existencia.
Pronto, se quedaron en silencio, ambos tenían mucho en lo que pensar tras regresar a su antiguo hogar, aunque también tenían mucho de lo que hablar, pues desde que Jayden se metió en una de las peleas clandestinas de Diego, las cosas habían estado algo... tensas. Ahora, todo eso parecía lejano con la muerte de su padre, y antes de que alguno de los dos se animara a interrumpir el cómodo silencio que se había formado, algo se les adelantó. Una melodía familiar se escuchaba cada vez más fuerte, alguien en el piso de arriba había puesto una canción, pero no cualquier canción, sino la favorita de todos los integrantes de la casa.
La música comenzó a retumbar en las paredes de la mansión. La rubia alzó la vista encontrando los ojos marrones de Diego y una sonrisa traviesa adornó el rostro de la chica, quien se paró de la silla y comenzó a mover sus pies al ritmo de la canción, Diego sonrió bajando la cabeza.
I think we're alone now 🎶
—Vamos Dieguito—lo alentó ella moviendo su cuerpo locamente. Número Dos no tardó en dejarse llevar, si había algo que los dos disfrutaban y no se les daba nada mal, era el baile. En cuestión de minutos, ambos bailaban al son de la canción. Ocho movía cada parte de su cuerpo, tarareando la letra que acompañaba a la alegre melodía. Sin previo aviso, la mano enguantada de Diego se extendió hacia ella.
ESTÁS LEYENDO
T1 Loving any of us is a death sentence, isn't It?
FanficPudieron haber sido el mejor equipo que el mundo hubiera visto jamás, pero los superhéroes en la vida real son más disfuncionales de lo que uno esperaría... Tras la muerte de su padre adoptivo, se reúnen y terminan teniendo un objetivo común: salvar...