Pudieron haber sido el mejor equipo que el mundo hubiera visto jamás, pero los superhéroes en la vida real son más disfuncionales de lo que uno esperaría...
Tras la muerte de su padre adoptivo, se reúnen y terminan teniendo un objetivo común: salvar...
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—Con el mejor plan de salud y pensión. Y sin todo este sinfín de viajes en el tiempo —murmuró la Encargada, guiñándole un ojo a una desconcertada Jayden, cuya expresión oscilaba entre incredulidad y desagrado.
—Además, tenemos la tecnología para revertir el proceso y devolverte tu cuerpo. Di la verdad, no puedes ser feliz así—continuó, señalando la apariencia juvenil de Cinco con un gesto condescendencia. Jayden observó su reacción con atención. Aunque él intentaba mantenerse firme, sus ojos lo traicionaban. La rubia podía ver que la idea de regresar a ser el hombre que había sido le resultaba más atractiva de lo que quería admitir.
—Ser feliz no es lo que busco —respondió el ''menor'' con impaciencia, sus ojos clavados en la mujer como si quisiera atravesarla con la mirada.
—Oh, querido, todos buscamos ser felices. Déjanos ayudarte a ser tú otra vez. —la sonrisa de la canosa tenía un tinte inquietante, como si estuviera más interesada en jugar con él que en cumplir sus promesas.
—¿Y mi familia? —preguntó el azabache frunciendo el ceño.
—Bueno, ya estoy ofreciéndole un puesto a tu favorita, ¿no es suficiente? —replicó la mayor con un deje de burla, señalando a Ocho con un gesto vago. —¿Y los demás?
—¿Qué hay con ellos? —La Encargada devolvió la pregunta con un desinterés calculado, mirando de soslayo a los Hargreeves congelados en el tiempo.
—Queremos que sobrevivan —afirmó con seriedad, su voz tan firme como una pared de acero. La mujer rodó los ojos, dejando escapar un suspiro exagerado mientras su mirada recorría lentamente a los otros hermanos. —¿Todos ellos? —inquirió, fría y escéptica.
—Sí, obviamente —
—Bueno, veré qué puedo hacer —concedió con una sonrisa falsa, sin molestarse en ocultar su molestia. Luego extendió las manos hacia ambos. —¿Es un trato?
La rubia vaciló, mordiéndose el labio dubitativa.
—Ella no va —interrumpió Cinco de inmediato, su tono fue cortante como una navaja, sin dejar lugar a discusiones.
Número Ocho lo miró algo sorprendida por su tajante respuesta. Él no se digno a verla, sino que mantenía la mirada firme en la mujer canosa, como si protegiera su territorio. Llevarla no era una opción, ponerla en peligro otra vez, era un riesgo que no estaba dispuesto a correr. Conocía demasiado bien a la Encargada y no confiaba en ella ni un poco. Menos después de haberla traicionado. Sabía que podría estar planeando su venganza y no iba a dejar que Jayden fuera parte de ella, pero él tenía que ir. Debía descubrir pistas sobre el causante del apocalipsis, aunque significara enfrentarse a la Comisión completamente solo.