Pudieron haber sido el mejor equipo que el mundo hubiera visto jamás, pero los superhéroes en la vida real son más disfuncionales de lo que uno esperaría...
Tras la muerte de su padre adoptivo, se reúnen y terminan teniendo un objetivo común: salvar...
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***
En la mansión, la atmósfera era densa, cargada de preocupación. Klaus, Diego, Jayden y Cinco se reunieron en la sala, donde el peso de la reciente crisis se cernía sobre ellos.
—Ese infeliz casi mata a Allison y puede estar allá afuera con Vanya —dijo Diego, con los brazos cruzados y una determinación que podía cortar el aire.
—Vanya no es importante —respondió Cinco con una frialdad que hizo que los demás lo miraran, sorprendidos.
—Oye, es tu hermana, eso es cruel incluso para ti —devolvió Número Dos, frunciendo el ceño.
—Espero que no hayas hablado así de mí cuando estaba muerta, jovencito —bromeó Jayden, intentando aligerar la tensión, pero Cinco se limitó a rodar los ojos.
—No me refiero a que no me importe, pero si no hallamos a Harold Henkins, ella estará muerta junto a toda la humanidad —explicó Cinco, su voz cargada de desesperación. —Él es nuestra prioridad —agregó. Todos parecieron reflexionar sobre la verdad en su afirmación.
—Es cierto, tenemos que actuar —lo apoyó Diego, asintiendo.
—No cuenten conmigo —intervino Klaus, desplomándose en un sillón. Jayden alzó las cejas.
—No se ofendan, pero siento que esto es mucha presión para mi nueva sobriedad —se excusó, intentando evadir la responsabilidad.
—Vas a venir —dijo Diego, decidido.
—No, no, todos sabemos que mis poderes son inútiles; solo haría que todo se retrasara —mintió Número Cuatro, aunque Jayden recordaba perfectamente lo que ese cuaderno decía de su mellizo. Reginald creía que Klaus podría ser capaz de manifestar a los muertos en este plano, y si ella había demostrado que sus poderes no eran solos destructivos, sabía que los de Klaus también tenían potencial.
—Klaus, arriba —ordenó la rubia cruzando sus brazos.
—No pueden obligarme —escupió él, molesto. La frustración de Número Ocho hizo que su poder estallara y golpeara a su hermano, quien se agarró sus partes intimas, retorciéndose como si alguien lo hubiera golpeado. Cinco y Diego miraron a Klaus y luego a Jayden de manera coordinada. Jayden abrió la boca por la sorpresa, le había causado dolor a Klaus sin siquiera tocarlo.
—Eso es nuevo... —murmuró Diego, buscando explicaciones en el rostro de ella, pero su gesto indicaba que tenía la misma sorpresa que él. Cinco observaba la escena, impresionado por el rápido desarrollo de las habilidades de su hermana. Sin duda, serían útiles con el fin del mundo a la vista.
—Sí, es nuevo, igual que lo de ayer —comentó observador el viajero del tiempo, dirigiendo su mirada a Jayden, quien trataba de asimilar ese nuevo detalle que no había encontrado en el cuaderno y que su padre nunca le había revelado. Cuanto más usara sus habilidades, más cosas descubriría sobre ellas, algo que no había pasado en 17 años, pues se había negado a utilizarlas, consciente de cómo su temperamento se volvía irritable tras hacerlo.
