05.

254 28 16
                                    

La emoción recorría su cuerpo por completo, después de una semana ardua en la que su conexión con el equipo ha mejorado bastante, por fin tendrían su primer partido.

En la mañana no logró despegar la mirada del espejo por unos treinta minutos, era un sueño hecho realidad. Su uniforme deportivo recién estuvo listo un día antes del partido, por lo que ese era el primer día que lo usaba.

Su madre lo molestó, aclarando que es solo un uniforme, pero Hinata no estaba de acuerdo. Ese vestuario significada mucho, era un símbolo de pertenencia, era una señal para todos los externos que gritaba: "Hinata Shoyo pertenece a Inarizaki".

Suena genial.

Los equipos son similares a una familia, hay un sentimiento de pertenencia y lealtad difícil de romper, incluso si hay miembros que no se llevan bien entre sí, se defenderían del exterior.

Algo así es lo que estaba pasando ahora con Atsumu y Hinata, pues el más bajo quiso discutir con un miembro del equipo contrario. El bloqueador central, uno de los más temidos de las secundarias, aunque Shoyo no recordaba su nombre, eso no fue impedimento para que el tonto discutiera con él, llegando a oídos de Atsumu que estaba comprando una hidratante cerca del altercado.

—Oi, ¿qué haces molestando al enano? —se acercó a ambas personas, ignorando los quejidos de Hinata por llamarle de aquella manera. —Creo que deberías preocuparte de otras cosas, como que les patearemos el trasero hoy.

Tal vez meterse en la discusión no fue la mejor idea que tuvo Atsumu, porque no es una persona diplomática, por el contrario, solo sabe echar más leña al fuego y Hinata no ayudaba.

— ¡Déjame en paz, Miya! ¡Puedo defenderme solo! —gritó tomando al más alto del hombro para voltearlo haciéndolo quedar frente a él, dejando en segundo plano al bloqueador que los miraba divertido.

— ¡¿Cuál es tu maldito problema, Hinata?! ¡Estoy ayudándote!

— ¡No pedí tu maldita ayuda, Miya!

— ¿En serio creen que pueden ganarnos con ese espíritu de equipo? Por favor, se ven ridículos. —se cruzó de brazos riendo de los dos frente a él, Shoyo no sabía si sus ganas de golpear algo eran por él o por el gemelo.

— ¡Tú cállate! —gritó, inesperadamente al mismo tiempo que el rubio, pero no dejó que eso le afectara.

—Un chico más bajo que el libero y un armador qué no tiene neuronas suficientes, que triste.

Las palabras ajenas estaban surtiendo un efecto contrario al que el bloqueador deseaba al parecer, porque apenas ambos jugadores de Inarizaki pusieron la mirada nuevamente en él, se dio media vuelta para salir del lugar.

Hinata no era consciente de sus movimientos, solo sabía que todo su cuerpo estaba sintiendo demasiado enojo y cansancio. Estaba realmente agotado de que las personas lo menospreciaran por su altura, así que ese día iba a demostrar de lo que era capaz.

Tomó la muñeca de Atsumu, enredando sus dedos alrededor su ella para poder jalarlo con fuerza y hacerlo caminar hasta un lugar con menos personas.

Llegaron a un pasillo poco transitado, perfecto para lo que necesitaba decir.

—Vas a olvidar todas nuestras peleas, nuestro odio y desagrado, solo por el partido, ¿entendiste? —su voz sonaba firme, estaba decidido, su primer partido es más importante que todas las peleas que tiene y ha tenido con el gemelo.

Lo vio sonreír de lado, con esa expresión que Hinata tanto odiaba, estuvo a punto de quitársela de un golpe en el rostro hasta que habló:

—Lo haré con una condición.

Su ceja subió, confundido por la repentina respuesta, porque el más bajo esperaba muchas cosas, menos una semi afirmación.

Sin embargo, también ha podido conocer mejor a Atsumu, nunca hacía algo sin obtener otra cosa de recompensa, era un interesado de primera y siempre le salía bien.

Posiblemente se arrepentiría en el futuro, pero no dudó en preguntar. — ¿Qué condición?

—La semana que viene te quedarás solo conmigo después de los entrenamientos todos los días.

Hace unas semanas, Hinata había declarado que antes muerto que soportar al Miya más del tiempo que le correspondía, por lo que en serio dudó de aceptar.

¿Cuáles eran los beneficios para él? Atsumu sí era el mejor armador de secundaria de Japón, así que realmente era genial entrenar con él (solo cuando mantenía su boca cerrada).

Hinata podría aprender demasiado, diferentes tiempos, diferentes ángulos, su ataque rápido mejoraría demasiado y haría que Atsumu confíe más en sus saltos altos.

Por otro lado, tendrá que convivir más tiempo del esperado con él, soportando todas las ocurrencias que el mayor pueda tener, incluídos los insultos que nunca faltaban entre ellos.

No entendió muy bien la razón detrás de trato, estar solos no les beneficiaria realmente porque perderían el tiempo discutiendo y peleando.

—Solo un día.

— ¿Por qué solo uno? ¿Tienes miedo? —asintió, sorprendiendo al rubio.

—Me da miedo no soportarte y terminar en prisión por asesinato.

Atsumu rió cruzando los brazos en su pecho, Hinata sintió como la burla se adueñaba del cuerpo ajeno. En más de una ocasión había notado lo mucho que Atsumu disfrutaba erguirse, colocando su espalda totalmente recta para intensificar su diferencia de altura.

—Está bien, un día. —Hinata lo miró con los ojos entrecerrados, no confiando ni un poco en su palabra. —Yo también quiero ganar, tarado, somos del mismo equipo.

—Lamentablemente.

Y dejando al rubio con la palabra en la boca, Hinata se alejó de ese pasillo a trote, tratando de no pensar en lo que acababa de pasar por sentía que quería vomitar.

Atsumu lo defendió, lo que lo enfureció más de lo había estado nunca porque él es muy capaz de pelear sus batallas, no necesita a nadie, menos a Atsumu Miya.

Atsumu le gritó, lo insultó y después hablaron al mismo tiempo, como esa estúpida conexión que tienen las personas que pasan mucho tiempo juntas y quiso vomitar.

Los entrenamientos en conjunto le estaban afectando, incluso recuerda haber chocado los cinco con Atsumu en un momento, antes de que la incomodidad se adueñara de ellos y ambos limpiaran sus manos en su uniforme con asco por haber tocado al otro.

Sin embargo, lo peor de todo había sido que tocó a Atsumu (de nuevo) y no murió de asco en el intento. Lo jaló con fuerza y habían hablado como personas civilizadas (casi civilizadas).

Hiperventiló de solo recordar el pensamiento que le vino a la mente mientras caminaba con Atsumu detrás de él, tomando su muñeca.

Sus fans estarían locas si supieran que yo si logré tocarlo.

Oh dios, Hinata estaba a nada de vomitar, ¿qué tenía en la cabeza para pensar en una estupidez de ese calibre? Le importaba poco y nada lo que hicieran Atsumu y sus fans locas.

— ¿Estás bien? —gritó y saltó del susto, quedando casi estampado contra la pared detrás de él.

El rostro de Atsumu se posó frente a él y temió por su vida, ¿estaba pensando o hablando en voz alta? Por favor que no lo haya escuchado.

—Ah, hola Osamu. —su pánico disminuyó de golpe, el gorro que usaba el Miya para cubrir su pelo lo confundió por un segundo, pero al notar bien sus facciones supo que ae equivocaba. —Sí, todo bien.

Sentía que el corazón se le saldría, debía dejar de pensar en Atsumu o terminaría en un psiquiátrico.











Ah, otro capitulo más, seguiré escribiendo porque me emociona esto, ya lo he dicho mucho, quizás hasta haga un maratón este semana.

Gracias por leer !!

-deku.

Doble Filo [atsuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora