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Tres sets a dos, habían perdido de nuevo, Fukurodani estuvo impecable en el último set y ellos no podían decir ni siquiera algo similar.

La decepción se notaba a kilómetros en el rostro del entrenador, todos sabían que algo estaba mal y parecían sospechar la razón de todo.

Hinata Shoyo.

Kita le conversó hace algunos días, con palabras muy rebuscadas, que hay personas que son huracanes y personas que son soles. Atsumu no entendió nada en el primer momento, pero Kita, con su paciencia de siempre, quiso explicarle mejor.

Hinata parece un huracán, pero es lo más cercano que ha tenido este equipo a un sol. —musitó con tanta confianza en lo que decía que Atsumu le podría creer incluso sin entender. —Cambió todo con su existencia, igual que los huracanes, pero no para mal, al contrario, el entrenador dijo que nunca había visto mejor a Inarizaki.

Acabamos de perder, Kita.

—Eso es tu culpa en gran parte, aun no logro entender la dinámica de odio que ustedes tienen... Sin embargo, Hinata ha logrado un cambio en todas las personas del equipo, su energía, su motivación, su alegría y entusiasmo por aprender de todos, es contagiosa. Como cuando un rayo de sol ilumina las calles a través de la nubes. Incluso te ha cambiado a ti.

¿Estás diciendo que yo soy un huracán? —al recibir el asentimiento de Kita, lo analizó con más profundidad. Tiene sentido la analogía, él siempre buscaba hacer las cosas a su manera, sin importar si era algo malo o había riesgos involucrados.

Y quizás por esa conversación ahora no puede dejar de observar al pelinaranja, sus mejillas rojas y ojos hinchados exhibían que había estado llorando. Se sentó solo, por elección propia porque lo vio poner su mochila al costado, rechazando a Yuta, otra vez.

Atsumu sentía algo por él, creía que era odio, incluso si es el mejor opuesto que ha tenido y su conexión en la cancha es infalible, pero no podía ignorar lo mucho que le molestaba su existencia desde el primer día en que se conocieron.

Fue el primer día de clases, él estaba emocionado por el año deportivo que les esperaba, el año pasado no habían conseguido algo mejor que el tercer lugar; el equipo estaba feliz, porque ganaron el partido por el bronce, sin embargo Atsumu en vez de felicidad sentía decepción, molestia y enfado. ¿Cómo podían conformarse con el tercer lugar? Seguían siendo unos perdedores.

Estuvo esperando por este momento todo el verano, por lo que al cruzar ese pasillo principal ignoró todas las miradas y susurros que iban dirigidos a él. Era conocedor de su popularidad, mas realmente poco le importaba porque las personas que se le declaraban apenas y lo diferenciaban de Osamu. Eran incontables las veces que recibió una confesión de una chica que pensaba que él era su gemelo y viceversa, siempre le pasaba a su hermano también.

Giró en la esquina del pasillo y ahí estaba, Hinata Shoyo con su pelo naranja llamativo, hablando emocionado con alguien más sobre lo feliz que estaba de pertenecer al equipo de voleibol, el castaño no pudo evitar escucharle.

¿Ese chico tan bajo será de su equipo? Quizás sería libero.

Pero todas sus suposiciones murieron al escucharle que por fin podría rematar en un partido real. ¿Rematar?

— ¿Tú vas a rematar? —se acercó lo suficiente hasta el par de menores, que le miraban con confusión. — ¿No eres muy bajo para eso?

La diferencia de altura entre ambos fue algo que aumentó el ego de Atsumu, como si fuera un halago implícito, sentirse superior siempre le ha resultado fácil.

Doble Filo [atsuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora