25.

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— ¿Te gusto? —Atsumu no daba más de sorpresa, nunca pensó que realmente le gustaba al menor, claro que había una especie de tensión, sobre todo después del momento en la azotea, pero creyó que solo era su imaginación y corazón tratando de ser correspondido.

Aunque debió haber sospechado algo con el beso que habían compartido. Dios, aun siente el cosquilleo sobre sus labios qué le pedían más.

— ¿Si? No lo sé aun, pero se sintió feo que dijeras que seamos amigos...

Se escuchaba tan tímido, temblaba por el frío que comenzaba a ocupar su cuerpo, por lo que Atsumu no tardó en quitarle la sudadera de las manos para ayudarle a usarla. Sonrió al ver que le quedaba el doble de grande, Hinata es pequeño en comparación al gemelo, pero además de eso, a Atsumu le encanta usar ropa más holgada.

—Ah, sé a que te refieres... —pensó unos segundos al respecto, tratando de buscar un plan para que ambos estuviesen cómodos. —Deja que me esfuerce por ti, no quiero iniciar nada entre nosotros sin que estés seguro y mucho menos no mereciendolo yo, sé que cometí demasiados errores contigo, te dije muchas cosas de las que estoy arrepentido y no entiendo muy bien mis sentimientos hacia ti tampoco... Pero lo mínimo que quiero es estar a tu lado, de la manera que sea, Shoyo.

Trató ser sincero, quiere hacer las cosas bien, después de su conversación con Osamu, analizar todos sus sentimientos antes de dormir cada noche, estaba seguro de una cosa y es que quiere seguir descubriendo qué siente por Hinata, necesita hacerlo.

—Está bien, pero tienes que prometerme que ya no volverás a tratarme como antes, estoy cansado de eso, Atsumu. —la seriedad en su voz hizo que el gemelo temblara en un momento, pero acabó por asentir, estando de acuerdo con él.

—Si vuelvo a decirte alguna estupidez tienes todo el derecho de alejarte y mandarme a la mierda.

—Bien, amigos. —le ofreció la mano, esperando que la tomara para estrecharlas en acuerdo.

—Amigos y tal vez algo más... —le guiñó un ojo, dibujando esa sonrisa gatuna que Hinata detesta, pero que ahora se le hace atractiva. —Mi sudadera te queda muy bien.

Sus palabras salieron en el momento en que el menor bajó de las colchonetas de un brinco, dejando ver el "Miya" en su espalda, generando burbujas en el interior del rubio.

—A mi todo me queda bien. —le devolvió el guiño, aunque el sonrojo delataba sus nervios.

Pasando por el lado del mayor, se dirigió fuera del rincón en el que estaban, agradeciendo internamente que los chicos hayan limpiado y ordenado todo antes de irse al observar todo el lugar.

Aun estaba con las emociones latentes en su cuerpo, queriendo descubrir de una vez por todas qué pasará con ellos en un futuro, pero sabe que todo merece y tiene si debido tiempo.

—Los chicos quieren hablar contigo en el próximo entrenamiento... —asintió ante las palabras de Atsumu, que desapareció unos minutos y ahora volvió con ambos bolsos en los hombros.

—Dame.

Negó con una sonrisa, revisando con la mirada todo el gimnasio por si se quedaba algo extraviado. —Yo lo llevo hoy, por hacerte quedar hasta tan tarde.

No pareció tanto tiempo, pero ya estaba bastante oscuro afuera del gimnasio, apagaron las luces y cerraron con la llave que Kita le había otorgado a Atsumu para cuando quisiera quedarse entrenando.

Una vez todo estuvo bien cerrado, busco con su mano la del más bajo, tomando el atrevimiento de entrelazar sus dedos fríos con los propios que estaban cálidos.

Doble Filo [atsuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora