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Se despidió de sus amigos con una sonrisa fingida, tenía que volver a la triste realidad en la que él no pertenece a Fukurodani.

No juega con Akaashi y Bokuto. Mucho menos vive en Tokio para visitar seguido a Kenma y Kuroo.

Caminó desganado hasta el camarin, con el objetivo de vestir su uniforme y comenzar a calentar sus músculos, ignorando a cualquier persona que se le pasara en frente.

Sabe que tiene que dejar de estar deprimido, es consciente que debe dejar de pensar en lo que no tiene y disfrutar lo que sí tiene, pero es tan difícil. Quiso llorar, hace tiempo las lagrimas no recorrían su rostro, pero aguantó.

Él es fuerte y no va a permitir verse débil frente a nadie, mucho menos frente a las razones de su tristeza. Una vez terminó de cambiarse, salió directamente del camarin sin decir una palabra.

Su mente estaba en otra parte, desea que ese día el entrenador se de cuenta de su estado y le impida jugar.

Las voces que escuchó en el camarin no salían de su cabeza, las ignoró, ni siquiera los saludó y si le hablaron, Hinata no lo notó.

Estaba completamente ido, pero le dolía que no parecía importarle a nadie, las cosas seguían su curso normal y no debería quejarse, él mundo no se detiene porque Hinata Shoyo está pasando por un mal momento.

Su cuerpo se mueve en automático a este punto, llego a la banca para abrochar sus cordones, saludó al entrenador y entró a la cancha para comenzar a moverse. Luego de unos minutos comenzaron a practicar con el balón, saltando, rematando, recibiendo, bloqueando.

Ignoraba las miradas sobre él, se había vuelto bueno en ello desde los rumores que no le dejaban en paz en la escuela.

Hablando de escuela, la banda estaba ahí y hoy su música se había vuelto especialmente molesta para Hinata que solo quería concentrarse en el equipo al otro lado de la red.

El ambiente en Fukurodani era distinto, se notaba a kilómetros de distancia qué Bokuto hace un gran trabajo manteniendo la unidad de ese equipo.

Es un líder nato.

Las sonrisas en sus rostros, las bromas y la manera en que se molestaban unos a otros, incluyendo a Keiji dejó el panorama listo para Hinata.

Nunca serás uno de ellos.

Lo sabe, su cuerpo también porque no había dejado de saltar en busca del balón, por lo menos no hasta que el silbato del árbitro sonó, indicando que debían ir a las bancas.

Tomó asiento en un extremo, negando ante la botella de agua que Yuta le ofrece, pero no nota la cara de decepción en el armador.

—Atsumu, Aran, Osamu, Akagi, Suna, Hinata, entren. —la voz del entrenador lo hizo reaccionar por primera vez desde que se había separado de sus amigos de Fukurodani.

—Entrenador, creo que lo más sensato es que hoy me quede en la banca.

Definitivamente algo estaba mal.

Todo el equipo confirmó sus sospechas ante esas palabras, pero Shoyo no le dio importancia a los rostros sorprendidos de sus compañeros.

Era algo esperable después de la semana horrible que ha tenido, ni siquiera su mejor amigo podría sacarlo de ese trance depresivo y autodestructivo en el que había entrado.

—Hinata, las órdenes las doy yo, a menos que estes físicamente-

—Me lesioné el tobillo ayer, aun lo siento mal, no avisé antes porque creí que podría jugar. —mintió tan bien que sintió la preocupación nata en el rostro de todos, menos en uno. —Si entro, solo seré un estorbo.

Doble Filo [atsuhina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora