Cap 8- ''Nuestro idioma es el conflicto''

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<23 de Diciembre de 2018>

(3 meses antes de la muerte de Reginalds)

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El hombre la miró con sorna, subestimándola. Jayden sonrió. Los oponentes soberbios eran sus favoritos para derrotar.

—Primero las damas —dijo él, con una sonrisa sobradora.

Ella ladeó la cabeza y dio el primer paso, pero tan traicionero como una serpiente, "El Caddy" lanzó un inesperado golpe que ella esquivó con agilidad. Aprovechando la oportunidad, le asestó una patada en las costillas. El hombre recibió el impacto y alzó las cejas, sorprendido.

El tipo respondió lanzando dos puñetazos dirigidos a su cara. Jayden los cubrió, pero no pudo prever una patada en el estómago que la hizo volar lejos. Las personas rugieron, disfrutando de la acción. Desde el suelo, Ocho vio cómo el alto hombre se acercaba. Antes de que pudiera atacarla, usó sus piernas para atrapar los pies del tipo, girando con rapidez y haciéndolo caer.

Una vez con su oponente en el suelo, lo golpeó en el estómago con una patada. Sin embargo, él atrapó su pie derecho. La rubia giró, apoyó las manos en el suelo, tomó impulso y se zafó de su agarre, propinándole una patada con el pie izquierdo directo en la mandíbula. Al completar el giro, aterrizó con la gracia de una acróbata. Sonrió satisfecha. Aún tenía lo suyo; esos años de entrenamiento no habían sido en vano.

La confusión en el rostro de su oponente era evidente, compartiendo la misma duda que el público: ¿Quién demonios era ella?

Entre golpes y defensas, un puñetazo impactó de lleno en los labios de Jayden. Ocho cayó al duro pavimento y giró para no darle la espalda a su agresor. El público gritó al ver su boca ensangrentada.

El hombre de cabello lacio le permitió levantarse y volvió a patearla, haciéndola retorcerse sobre sí misma. En el siguiente ataque, Jayden había calculado los movimientos del boxeador. Logró atrapar su puño y doblarle el brazo. El hombre gimió de dolor, pero se las ingenió para girarla e inmovilizarla con un gancho izquierdo. Con ella atrapada, le dio un puñetazo en el ojo. Mareada, Número Ocho cayó de rodillas y apoyó las manos en el suelo. Los abucheos comenzaron a llenar el lugar.

Con un débil empujón y una risa, el hombre la hizo caer en posición fetal. Jayden se levantó con dificultad. Sintió el sabor metálico en su boca y escupió sangre.

—Ríndete. No quiero arruinar más tu bonito rostro —se burló el mayor.

—Jamás me rindo —respondió entre dientes. La realidad era que debía ganar tiempo hasta que Diego llegara. Él pelearía luego de su turno; solo tenía que aguantar un poco más.

T1 Loving any of us is a death sentence, isn't It?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora