Capitulo 30 - El beso

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—¡Poché!.

Una chica movía alegremente su brazo desde la calle, yo seguí parada en mi lugar examinandola. No era posible que ella fuese Emily...

¿O si?...

Bueno ella era linda, demasiado linda pero ahora lo era más.

Su cabello seguía siendo negro pero ahora le llegaba a la cintura, algunas pecas se repartían por sus mejillas rojas, ya no usaba sus lentes grandes y su altura había aumentado por lo menos 3 centímetros, por la ropa que llevaba puesta podia notar su buen cuerpo, ya no era una niña.

—Mírate nada más, pensaba que seguirías siendo igual que la última vez que te vi. — Llegó a mi y se lanzó a mis brazos hablándome al oído. — Me da gusto que estés bien.

—También me alegra que estés bien, deja te ayudo.

Tomé sus dos maletas que traía y caminamos al coche, abri la cajuela y los metí ahí. Abrí la puerta del copiloto para que ella entrara y después rodie el auto para ir a mi lugar.

—¿Por qué hasta ahora vienes?, el semestre ya tiene algo que empezó.

El ambiente en el auto después de unos minutos de comenzar a manejar se había vuelto callado por lo que fui la primera en hablar.

—Papá estaba indeciso sobre a qué universidad aplicar para intercambio y tu padre lo convenció de mandarme aquí...

—Ya veo. — Guarde silencio, entonces la union entre ellos seguía siendo buena. — Supongo que no has comido nada, cenemos juntas.

—Gracias.

Quién se moría de hambre era yo, cambié de dirección para ir a la zona céntrica de la ciudad, el tráfico comenzaba a aparecer y los minutos en silencio se alargaban.

—Estuve preocupada, después del día de la fiesta ya no te vi más y cuando quise desearte feliz año no te pude contactar por ningún lado, después mi padre me contó que te irías y me sentí triste.

Pude notar el cambio en su voz, al final terminó con un puchero y un tono infantil.

¿Qué intentaba hacer?.

—¿Qué fue lo que te dijo exactamente?. — sentía curiosidad por eso, no creo que mi padre haya sido capaz de contar exactamente el problema.

—Me dijeron que debías acompañar a tu madre de imprevisto, no pude ni despedirme de ti.

—Pero al final volvemos a vernos.

Sonreí por la comisura de mis labios permaneciendo con la vista al frente, podía sentir su mirada en mi pero los nervios no me permitían voltear, sería algo incómodo.

—Hubo un problema mayor ¿Verdad?.

—¿Uhm?. — Mi ceño ahora estaba fruncido. — Claro que no.

—Era obvio que tú por nada del mundo tomarias le decisión de venir así de la nada.

—Solo sucedió.

—También escuché que de regreso te casarás.

El auto volvió a quedar en silencio, yo ya no negué no acepte eso y ella ya no volvió a hablar. Tiempo después logramos llegar a una zona concurrida donde había muchos restaurantes, ya estaba algo oscuro así que debía darme prisa si no quería atrasar mi rutina.

—¿Que quieres comer?, hay restaurantes de comida italiana, china, mexicana... — íbamos caminando por la acera viendo los distintos locales pero mis palabras fueron interrumpidas por ella.

—¿Vienes mucho aquí?.

Ahora había vuelto más linda y mucho más curiosa.

—Uhm, algunos fines de semana vengo a comer con mi hermana y mi madre.

Circunferencia del amor (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora