Nueve

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—¿Que es esta cosa negra?

Agitaba en su vaso la gaseosa que le habían servido con un semblante propio de un científico loco. Eso casi hizo escupir la comida a Mónica quien le hizo devolver a su posición el vaso. Agito la mano para que le explique otra persona antes de que haga un desastre de sí misma.

—Es coca ¿Nunca probaste la gaseosa?

—No —Toma un sorbito, achina los ojos y separa la boca del vaso— gah ¡Es aire dulce! Raro... parece líquido.

Toma otro poco y ahí pareció agarrarle la mano, sonrie contenta al descubrimiento de ese raro elemento que parecía caramelo líquido. Cada cosa que se conoce. Trago rápido para más, en cuanto llegue a casa le diría a su madre que debía agregar eso a la lista de compras. Sino chantajearía a Elian. ¡No! Hablaria con papá antes de chantajear a Elian.

La actitud demasiado alegre de su invitada preocupó a Marcus. Nunca vio que una persona se mostrara tan achispada con solo gaseosa. Intrigante.

—Mejor deja de tomar eso.

—¡No! Sabe rico...

—Vaya. Alguien tendrá resaca a la mañana...

—¿Resaca? ¿Eso se come, tia? —La inocencia de los pequeños, Mónica pensó el mejor modo de explicarlo.

—No se come. Es algo que pasa cuando tomas mucha mucha gaseosa... Como pasa ahora con PonyTay.

—No tome mucha mucha gaseosa... solo mucha.

—Y es todo lo que tomaras.

En dos segundos, Marcus, le quitó el vaso casi vacío y agarró la botella para protesta de todas las féminas excepto su tía. La injusta parte del control. Abre la heladera encerrando a la infractora y pobre gaseosa mascullando entre dientes. En la mente del joven solo aparecía un ruego por la llegada de alguien que se lleve a esa idiota.

Al girar casi grita por la visión sorpresiva de Taylor. Los ojitos le miraban suplicantes empeorando con ese pucherito raro ¡¿Que hizo en su vida anterior para terminar así?!

—Seré buena... si me das la botella, claro.

—Nada de eso. Ya fue suficiente de coca para ti. Vamos, ve a sentarte con las chicas.

Espero sacarla de la cocina pero ella demostró más fuerza abrazando su estómago y empujando. O sea un tacleo. Con un grito amortiguado la espalda del joven impacto primero con el suelo. Al momento se le corto la respiración por el cuerpo de Taylor.

La sonrisa de mil millones en el rostro de la chica le dio escalofríos. Sus ojos parecían brillar más vibrantes.

—¡Gané!

—Nada de eso, idiota.

Una fuerza ajena quito el cuerpo menudo de ella quien chillo disgustada. El recién llegado solo gruño acomodándola en su hombro negando el efecto de las patadas y puñetazos.

Marcus se levantó extrañado a esa presencia, miro a su tía quien sonrió con un pulgar arriba en muestra de aceptación y poco peligro.

—Nos vamos. Disculpen las molestias...

—¡Hermano malo! ¡Quiero mi coca!

—Lo que tendrás es una ducha fría para que se te pase eso. Buenas noches.

Los chillidos y amenazas se escucharon a medida que ambos personajes se perdían en la oscuridad de la noche.

Por una vida mas dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora