Dos semanas. Dos semanas puritas para ir a clases, la emoción provocaba miles de saltos en Tay quien corría por el patio buscando una pelota de futbol vieja. Sonriendo volvió encantada al lado de Marcus quien estaba hastiado de esas visitas. A Tina, Mica y Monica no le importaban en absoluto.
Paso una semana para que volvieran a verla. Con una gran sandia y un frasco de mermelada casera obtuvo el pase a su casa. A los ojos del chico eso era soborno.
Junto a ella estuvo su hermano mayor quien les dio sugerencias sobre el manejo de Tay en sus visitas. Hubo berrinche por la prohibición de gaseosa y el no darle dulces raros. Desde ahí casi todos los días estaba en la puerta luego de la siesta para provocar desastre en la mente de su, quizás, próximo compañero de clases.
—¿Ya leíste los libros Marc?
—¿Que libros? Asi no... mira, te muestro otra vez.
La gran adicción del joven eran los deportes, más el futbol que intentaba enseñar a su ingenua visitante. Esta sonrió embobada de su habilidad olvidando por un momento la pregunta.
—Ahora tu ¿De que libros hablabas? Tina, eso no...
Achinó los ojos concentrándose con la pelota bajo su zapatilla amarilla de deportes. Realizo el amague para levantarla con la punta del pie lográndolo, al querer rebotarla con su rodilla falló tirándola a lo lejos otra vez. Tan frustrante. Miro a Marcus. Estaban hablando de libros.
Oh, libros.
—...Los libros para este año. Yo los conseguí hacia un tiempo y ya termine con dos de ellos, los temas parecen complejos pero divertidos.
La euforia en sus ojos a esas palabras eran lo más extraño a observar, una cerebrito aunque no se vestía como tal. Ese día menos con todo ese calor teniendo shorts de jean y una remera holgada gris con letras chillonas.
Ni tenia anteojos, aquí había gato encerrado.
—Estas bromeando.
—Que no... Las matemáticas siempre me interesaron por la facilidad con que engloban todo. Muestran otro punto de vista sobre el mundo que nos rodea más allá de los sentidos aun siendo pragmático. Una belleza de visión.
—...Lo dice quien no puede hacer un simple pase.
Ella se enfurruño al desafío. Se cruzó de brazos sopesando ese comentario. No era su culpa que costara encontrar la cantidad de fuerza a aplicar con tanta luz y el peso del objeto difería de la pelota en su casa.
—Esa cosa es más pequeña que la mía. Y un poco más blandita.
—Ya. Excusas... solo buscas impresionarme evitando que te crea una cabeza de chorlito. Admítelo... ¡Mica! La manguera no.
Se separó de Taylor para quitarle el elemento de jardinería a su hermana, no seria que todos terminen nadando en agua por mucho que lo desease con ese calor. Regaño algo a la menor de las mellizas, de ahí les hizo ir a la parte cubierta donde el manejaría la canilla. Solo mojarían sus caras y cabello evitando que lleguen a insolarse.
Sin la atención del chico, ella rápido buscó la pelota. Otra razón de su fracaso continuo era la impaciencia de él, necesitaba espacio. La hizo girar entre sus manos analizando el material, sopesó un momento y pensó como aplicar su fuerza.
Le haría tragarse sus palabras. Si lo logró con su hermano entonces Marcus era pan comido.
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Por una vida mas dulce
General Fiction¡Hola! Soy Taylor Josie Cocoa de los Cocoa de MoonCity. Se supone que tengo 15 años y debo comportarme como una joven adolescente pero ¡no deseo hacer eso! Ellas son tan aburridas… Odian ir a la escuela, se dejan dominar facil por ese cuadradito br...