Trece

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—Me va algo suelto...

—Siendo tan menudita no me sorprende. Las niñas de ahora se cuidan tanto la figura...

—Es cierto. Yo como de todo pero ni caso.

—Entonces te ganaste la lotería, muchas querrían encerrarte y sacarte el secreto a punta de pistola. Vamos... tenemos emparedados que hacer.

Tay sonrió a esas palabras, fue agradable bañarse con las mellizas quienes jugaban mucho hundiendo barcos y rescatando marinos como hermosas sirenas. Hasta la nombraron reina de sirenas.

La tía estaba cerca sacando fotos y avergonzando a la joven que le suplicaba al menos tener algo puesto. Su respuesta fue una musculosa que no ayudaba mucho.

En la cocina se repartieron tareas. Mica y Tina debían molestar a su hermano quitándole el control remoto para ver dibujitos. Monica y Taylor se ocuparían de preparar los emparedados. A la cuenta de tres corrieron a sus puestos.

—No... estoy viendo el partido ¡Chicas!... ¡Moneda! Exijo el poder de la moneda.

—¿Y eso?

Las niñas miraron atentamente una moneda que Marcus sacó de su bolsillo. Una imagen divertida.

—Para evitar peleas sobre el dominio de algo tiran una moneda habiendo elegido cada uno un lado. Lo que salga gana... sino se romperían algunos dientes y no me agradaría ir seguido al dentista.

—¡Ceca! ¡Ganamos!... Ríndete esclavo.

—¡Si! Ríndete esclavo.

—Adiós a mi partido. Tengan.

—¡Yeah! Plaza Sésamo

Las mujeres rieron por las palabras de las niñas, podía notarse el amor entre ellos y su diversión. Tay no solía tener muchos momentos así con su hermano mayor, quizás la poca costumbre o el ambiente en que vivian antes de MoonCity.

Siguió ordenando los panes y poniendo mayonesa en algunos ¿Debería intentarlo a la vuelta? Mas eran de tirarse los cabellos. De hacerle una broma podrían terminar peleando a muerte en mitad de la calle. Mejor no arriesgarse con un serio como Elian.

—¿Tu hermano tiene novia?

—¿Eh?... No, Elian es un negado en mujeres. Solo las entendería si existiera un manual.

—Suerte con eso. Ya me parecía que se mostraba muy serio pero sin el aire de chico malo. Parece melancólico.

—Nada que ver, es de carácter serio. Retraído podría ser... ¿Qué más pongo?

Monica le paso los platos con cada ingrediente y le fue dando instrucciones de como colocarlos. Desde su lado se escuchaba el sonido de la televisión y el alboroto normal de dos niñas pequeñas junto a un hermano complaciente.

A los minutos fueron llamando para comer. No era una gran cena pero serbia antes de que Taylor se retirara a su casa donde comía mas en serio. Entrando al comedor el chico vio su conjunto de ropa.

—Te va grande la ropa de mi tia... ¿No tenias algo de tu época de adolescente?

—Se vería muy retro. Déjalo que solo es ropa de gimnasia. A comer.

Asi lo hicieron. Tras el atracón la tia ordeno a su sobrino acompañar a su posible futura compañera de clases para explicar el porqué de sus ropas.

—...Me obligarían a casarme o ir a prisión.

—Mejor que mejor... necesitas una esposa y ellas una cuñada. No me estoy haciendo joven ¿sabes?

—Desde los 10 años que lo se tía.

—Descaradito... —Técnica secreta Pellizco de la muerte amistosa— Buenas noches PonyTay, vayan de la mano asi no se pierden.

—¡Tía!

—¡Y no le dejes meterte mano PonyTay!

Esto último lo grito afuera de la casa provocando una explosión de vapor en la cara de su sobrino que poco estuvo de volver adentro. Taylor no entendió la expresión ¿Meter mano dónde? ¿En sus bolsillos? ¡Sus dulces!

—¡No me robaras mis dulces!

Se cruzó de brazos imponiendo su decreto. Marcus casi cae a esa expresión, alrededor se escucharon risitas disimuladas.

—¡Que no es eso, tonta!

—¡No te creo!

Y así hasta su casa.

Por una vida mas dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora