Cinco

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Dos personas paseaban con sus paraguas bajo la lluvia de verano, caía suave y cálida agradándole a Taylor quien saltaba entre los charcos salpicando alrededor sin llegar a mojarse gracias a sus botas para la lluvia. Saltaba más si su hermano estaba cerca.

—Estate tranquila.

Le mostró la lengua desafiante. Elian entrecerró los ojos pero no hizo otro gesto más.

Como había dicho Gendall, su madre tenía un encargo para él que era comprar unas cosas en el super. Y ya cansada le obligó llevar a Taylor a fin de que hablasen. Si al volver no se encontraban reconciliados podía dormir en la plaza una semana con los otros vagabundos. El amor maternal es lo maximo a veces.

Elian en un principio pensó comprarle la dichosa bolsa de dulces y asunto arreglado. Lo habría hecho de no ser que conocía a su hermana. Al momento de llegar a casa esta correría a presumir sus tesoros obteniendo algo peor que la muerte. No. Le agradaba respirar el aire.

—Tay... Sabes que hace calor para que yo use esa campera de cuero ¿No?

Ella siguió tarareando saltando dos veces sobre el charco al lado del mayor. Sus pantalones estaban hasta la rodilla ahogados de agua sucia. Significaba que falló.

—¿Por qué esos dulces? Hay muchas otras marcas y aun tienes los que te trajo la abuela Sashara.

Ahí paro. La lluvia seguía cayendo, resbalando por el paraguas. Deseaba ver su expresión pero era difícil con su estatura y esa cosa de colores chispeantes. Dios. La chica a veces vestía como un vomito de arcoíris en su opinión.

Como pasaban los minutos y el super aún quedaba a bastantes cuadras se arriesgó de agacharse a verla. El puchero caprichoso se había formado. Elian estuvo a punto de alzarla y tirarla al gran charco de casi dos metros de diámetro que había cerca ¡Su madre tuvo razón! ¡Solo era otro capricho de la maldita enana!

Ella le miro con una expresion brillante de conspiracion.

—Si me los compras, te hablare.

—No. Sigue soñando.

Ahí explotó, quien sabe si por la negativa o las palabras usadas.

—¡Elian! ¡Vamos! ¡Son de muchos colores! ¡Tantos que ni un arcoíris los podría alcanzar!... ¿Sabes cuantos pantacera atraparía con eso?

Lo ultimo fue dicho con una voz baja y cómplice, como si se tratara de un secreto militar lo que crispó a Elian. Por algo asi es que estaba al borde de dormir en la calle, morir prematuramente y tener 87 días de castigo aun sin pasar ¡¿Pantaceras?!

No había mucha gente para ver por lo que el plan se puso en marcha. Antes de que Taylor llegara a correr o chillar, su hermano la alzó y corrió al charco de mayor diámetro. 

¡Pantaceras y un cuerno!

Por una vida mas dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora