Dieciocho

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De algún modo, Marcus sobrevivió a su primer día de clases junto a una extasiada Taylor quien sonreía todo el tiempo que él estaba enfurruñado. ¡Y eso solo los hacia más complementarios entre sí! Palabras de sus amigos, claro.

Lo único que el chico quería hacer era dejarlos tirados en el piso suplicando por piedad. Pero eso no se lograría hasta pasado mañana cuando las clases de educación física empiecen. Así que solo lanzaba miradas cargadas de futuras promesas. Incluso a su amiga de la infancia, Carmen, quien solo se sentó enfrente de ellos en la cafetería sin poder decir su propia broma.

—No seas arisco, Marcus... o no te llevare al club nunca más.

De ese modo se presentó su amiga a Taylor empezando un intercambio variopinto sobre cosas femeninas y no tan femeninas.

Solo faltaba apurar el paso hasta casa. De ser otra situación estaría con sus amigos en camino al arcade más cercano pero la presencia insistente de Taylor cortaba esa vía.

—Te tienen cortito ¿eh, Marcus? —Se burló otro de sus amigos provocando la ganancia de puntos extras en su lista negra.

—¿No puedes ir sola a casa? —Le espeto a su acompañante mientras giraban a un costado del portón.

—... ¿Estás enojado de algo?

—Me sorprende que no te des cuenta de cuál es ese "algo".

Ella golpeo el piso con un pie demostrando su irritación también.

—¡Sabes que no soy buena en adivinanzas! No tienes que restregármelo en la cara... —Se cruza de brazos empezando a notar insoportable la actitud de su amigo—. ¿Hermano?

Ante la mirada sorprendida del chico, la joven giró su rostro como si algo le llamara de lejos. Asintió un par de veces en un gesto ausente. Marcus empezó a preocuparse de su cordura cuando el sonido de un motor se escuchó sobre los vehículos y la algarabía escolar. Una moto bastante potente.

Se abrió paso entre los jóvenes impresionados, una moto lustrosa que gritaba un arduo trabajo mecánico bastante refinado. Quien lo conducía no era otro aparte del hermano mayor de Taylor. Este estaciono el vehículo y bajó de ella sin prestar atención a las miraditas coquetas, su imagen seguro atraía bastante público femenino. Tenía el aspecto de un chico malo o misterioso.

—Hola Marcus.

—Ey... linda moto.

—Gracias, trabaje mucho en ella y es bueno si alguien lo nota. Vamos Tay, me mandaron a buscarte por hoy. ¿No te molesta, Marcus?

El chico agitó la cabeza en negación, casi le abrazaba por el alivio de reducir su tiempo con la chica. Así al menos podría relajarse antes de llegar con su familia. Pudo haberse quejado sobre no tener la oportunidad de pasar tiempo con sus amigos pero era una gran posibilidad el ser molestado respecto a la nueva compañera.

La joven se interpuso entre ambos dando a saber su existencia, su hermano nunca le saludaba como era debido. Debía seguir enojado porque le quedaban días de castigo latentes bajo el yugo de su madre.

—Hola hermano. Si, tuve un grandioso día en la escuela. Oh, no. Marcus me ayudó mucho en ambientarme y conocí muchos amigos. Sera un gran año, lo sé.

Ambos hombres pusieron los ojos en blanco al intento de indignación de Taylor. Quien hablo primero fue Elian.

—No te va el sarcasmo. Toma el casco y procura sentarte bien al asiento. Vamos. Hasta otra, Marcus. Saludos a tu tía.

Alguien codeó al joven, descubrió que era Carmen. Esta miraba con embeleso al hermano de Taylor quien daba instrucciones sobre cómo sentarse. La ex marimacho de su barrio le puso los pelos de punta.

—¿Quién es el sujeto? Quiero un pedazo de él, ¡diablos! ¡Me encanta ser tu amiga de la infancia!

Lo abraza de repente, eso irritó al joven pero no hace nada pues empeoraría el asunto. Por el rabillo observó como se iban ambos hermanos, le extrañó la mirada entrecerrada de Taylor. ¿En que estaría pensando? Su amiga le soltó para dar saltitos y planear cosas malas. No tenía tiempo para pensar en Taylor, iba a ser interrogado sobre un chico considerado el estereotipo de galán misterioso.

—No diré casi nada, aun si me amenazas con no llevarme al club, encontrare otro modo.

Si algo aun tenían en común con Carmen, era la participación de ambos en un club deportivo barrial. Ella hacia básquet mientras que Marcus estaba en futbol. Y hace medio año la joven consiguió su licencia de conducir aprovechando de llevar a algunos miembros con ella. Se consideraba su hermana mayor... más allá de llevarle por dos años al chico.

—Entonces mi otra opción es ser muy muy amiga de Taylor. Ahora soy muy amiga de ella... ¡Diablos, en serio adoro ser tu amiga!


Taylor sintió una quemazón de irritación al ver como Marcus aceptaba el abrazo de Carmen mientras que a ella la separo de un empujón. No le agradaba ver que el índice de amistad bajaba entre ellos. No siempre podía encontrarse a alguien tan capacitado en darle diversión y una suave comprensión.

Podría haber mejorado ese índice de no ser por la aparición de Elian. Se habría quejado o negado a ir con el pero algo en sus ojos se lo evito.

Sintió el aire sacudir su cabello semirecogido detestándolo, no estuvo preparada para un giro así en los sucesos de su día o se habría peinado con una trenza. Movió el cuerpo junto a Elian en una curva tomada con destreza. Si la memoria no le fallaba, faltaban 10 minutos a casa.

¿Qué perturbó a su familia esa vez?


Por una vida mas dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora