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Acabé de vestirme y solté todo el aire posible. Era el primer día de mis prácticas y estaba terriblemente nerviosísima.

Quim me deseó suerte y me ofreció un desayuno que había preparado él mismo. Lo denegué enseguida, porque cuando estaba nerviosa se me cortaba de pleno el apetito y lo único que me apetecía era vomitar.

Al llegar a la tienda, me detuve en la puerta, insegura sobre qué hacer. ¿Dónde tenía que ir? ¿Tenía que esperar ahí hasta que alguien viniera a buscarme?

Me quedé apoyada en una barra señalizada como Punt d'informació, pero no había nadie allí. Observé a todos lados en busca de alguien que no fuese un cliente.

Un señor debió de verme bastante angustiada, porque se acercó a mí para intentar ayudarme.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó amablemente.

Era uno de los trabajadores de la tienda, aunque no iba con el uniforme verde tan característico, sino que llevaba una camisa amarilla.

—Sí, bueno... soy una chica que va a hacer las prácticas aquí —logré decir entre titubeos—, pero no sé donde tengo que ir.

Él asintió con comprensión y me condujo al hombre que se encontraba al lado de la puerta, que iba vestido como un guardia —porque lo era, claro—, y le explicó lo mismo que yo le había dicho. Él sacó un walkie-talkie y habló con alguien diciéndole que había una chica de prácticas esperando abajo.

En ese punto estaba más que nerviosa, sentía que en cualquier momento iba a echarlo todo —o nada, porque no había desayunado— o a echarme a correr y quedarme sin título.

El guardia recibió respuesta y ordenó al señor de amarillo a que me acompañase a arriba.

Seguí al señor, (que aunque mas tarde me diría su nombre yo le apodé "Señor de amarillo") por la tienda mientras me dirigía a una puerta escondida en la zona de jardín, apretó uno de los botones que habían al lado de ella y la abrió.

—Te están esperando arriba.

Y una vez entré, observé cómo él cerraba la puerta tras de mí, dejándome sola para enfrentar lo que vendría.

¿No me acompaña?, pensé. Y temerosa subí por las escaleras.

Una vez llegué arriba, una mujer me esperaba en la puerta para recibirme.

No estaba muy sonriente, pero tampoco tenía razones para serlo. Se presentó como Oriana, la jefa de la sección de Jardín, que era donde yo iba a trabajar.

Después, me llevó de nuevo abajo, pero esta vez nos dirigimos a unas escaleras que bajaban aún más, hasta llegar a un cuartito repleto de ropa. Me pidió mi talla y me entregó mi nuevo uniforme. Luego, tuvimos que subir de nuevo (me iba a poner en forma) y me dio tiempo para cambiarme en el vestuario.

Me miré en el espejo con el uniforme verde ya puesto y solté el aire.

Ya estoy aquí.

Los nervios aún no se habían disipado cuando, una vez abajo, Oriana me hizo un recorrido por todo el Vértice Verde, mostrándome las diferentes secciones: decoración, pintura, sanitario, ferretería...

—Durante tus prácticas, tu principal tarea será ayudar a los trabajadores, atender a los clientes y, de vez en cuando, subirás donde el ordenador para recibir formaciones adicionales sobre los productos que aún no conoces —me explicó mientras avanzábamos por la sección de herramientas y llegábamos a nuestra sección: Jardín.

Me presentó a algunos de los empleados. Primero, me presentó a Edwin, quien se encargaba de todo en la sección, especialmente de la maquinaria de jardín. Luego conocí a Apolo, especialista en el tema de las piscinas, y a Jordi, quien se ocupaba de los presupuestos. Finalmente, me presentó a Menchu, encargada del mobiliario de jardín.

Palabras que nunca dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora