"El amor jamás serán las palabras que decimos, porque todos podemos mentir con el corazón vacío, pero si te fijas en sus acciones y en su mirar te darás cuenta si en verdad te ama."
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Era un día típico en la Academia U.A., con los estudiantes moviéndose entre clases y el bullicio habitual llenando los pasillos. Bridget, con su habitual calma y determinación, bajaba las escaleras con cuidado, llevando sus libros de estudio de curación.
De repente, sintió un empujón fuerte desde atrás. Perdió el equilibrio, y sus libros cayeron al suelo mientras ella misma tropezaba y caía por las escaleras. El dolor fue inmediato, pero lo que más dolió fue ver las risas burlonas de sus compañeras.
Un grupo de chicas la miraba desde lo alto de las escaleras, riéndose y señalando.
—Miren a la mudita, ni siquiera puede bajar las escaleras sin hacer un espectáculo— dijo una de ellas, su voz cargada de malicia.
—Tal vez debería dejar de intentar ser una heroína. ¿Cómo va a salvar a alguien si ni siquiera puede salvarse a sí misma?
Bridget, sintiendo la humillación y el dolor, trató de levantarse, pero sus piernas temblaban y sus ojos se llenaron de lágrimas. Se sentía impotente, pero también determinada a no dejarse vencer por la crueldad de los demás.
Justo en ese momento, Aizawa apareció al final de las escaleras. Había visto la escena desde la distancia y corrió hacia Bridget, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y enojo.
Se arrodilló junto a ella y tocó suavemente su hombro, llamando su atención. Cuando Bridget lo miró, él señaló con preocupación.
—¿Estás bien?
Bridget asintió débilmente, tratando de tranquilizarse. Aizawa la ayudó a ponerse de pie, y cuando miró hacia las chicas que se reían, su expresión se endureció.
Aizawa se giró hacia ellas, sus ojos fríos y su expresión dura.
—¿Qué creen que están haciendo?— señaló con severidad.
Las chicas se callaron, sintiendo el peso de su mirada. Una de ellas intentó defenderse, señalando débilmente.
—Solo estábamos... era solo una broma.
Aizawa no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
—No lo parece. Las "bromas" no deben herir a los demás. Si esto es lo que consideran divertido, necesitan reconsiderar lo que están haciendo.
Sin esperar una respuesta, Aizawa se volvió hacia Bridget, sosteniéndola con suavidad. Señaló hacia la enfermería.
—Vamos, te llevaré a la enfermería.
Bridget asintió, apoyándose en él mientras caminaban. Las compañeras, avergonzadas y sin saber qué hacer, se dispersaron en silencio.
En la enfermería, Recovery Girl examinó a Bridget, asegurándose de que no hubiera heridas graves. Bridget observó a Aizawa mientras él hablaba con la enfermera, agradecida por su presencia y apoyo incondicional.