"El amor jamás serán las palabras que decimos, porque todos podemos mentir con el corazón vacío, pero si te fijas en sus acciones y en su mirar te darás cuenta si en verdad te ama."
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Cinco años habían pasado desde el nacimiento de Karyn, y el día había llegado para que recibiera sus audífonos auditivos. Aizawa y Bridget habían estado preparados para este momento, sabiendo que sería un cambio importante en la vida de su hija. Sin embargo, también estaban conscientes de que no sería fácil para Karyn adaptarse.
Cuando Karyn se puso los audífonos por primera vez, su reacción fue inmediata. La pequeña frunció el ceño, sintiéndose incómoda con la sensación nueva y desconocida. Aunque podía escuchar más sonidos a su alrededor, la experiencia era abrumadora. No era como cuando intentaba entender lo que la rodeaba a través de las vibraciones y el poco sonido que percibía; ahora, todo era más fuerte, más claro, pero también más confuso.
Aizawa se agachó frente a ella y le sonrió con calma, tratando de tranquilizarla.
─ Karyn, sé que es un poco raro al principio, pero estos audífonos te ayudarán a escuchar mejor, ─le explicó con paciencia.
Karyn, con su ceño todavía fruncido, alcanzó sus pequeñas manos hacia las orejas y comenzó a quitarse los audífonos. No le gustaban. Le molestaban y sentía que todo era demasiado.
Bridget, que estaba a su lado, observó con ternura cómo su hija trataba de librarse de algo que no entendía del todo. Se arrodilló a su lado y con manos cuidadosas le volvió a colocar los audífonos, tomando su tiempo para ajustar la banda en la cabeza de Karyn. Después, con una sonrisa tranquilizadora, comenzó a mover las manos en el lenguaje de señas que había enseñado a su hija desde que era pequeña.
─ Estos audífonos son importantes para ti, Karyn. Nos ayudarán a comunicarnos mejor, y también podrás oír cosas que no podías escuchar antes, ─le dijo Bridget con señas.
Karyn miró a su madre, sus ojos mostrando un rastro de duda e incomodidad. Sabía que sus padres querían lo mejor para ella, pero esos aparatos en sus oídos le parecían extraños. Aun así, confiaba en ellos.
Aizawa le acarició la cabeza con suavidad.
─ No tienes que usarlos todo el tiempo al principio, Karyn. Vamos a tomarnos nuestro tiempo, y si te molesta demasiado, podemos hacer pausas, ─le dijo Aizawa, combinando las palabras con algunas señas básicas que había aprendido de Bridget.
Bridget también empezó a enseñarle palabras nuevas en lenguaje de señas, intentando hacer que el proceso fuera lo más natural y cómodo posible para Karyn. Le mostró cómo decir "audífono" y "escuchar" con las manos, y le animó a que practicara, aunque fuera poco a poco.
Los primeros días fueron difíciles. Karyn seguía quitándose los audífonos en cuanto sentía que le molestaban, y cada vez que lo hacía, Bridget y Aizawa se lo tomaban con calma. Le explicaban nuevamente por qué eran importantes, siempre con paciencia y amor.
Poco a poco, Karyn empezó a entender que los audífonos eran necesarios para escuchar a sus padres y los sonidos a su alrededor. Con el tiempo, dejó de quitárselos tan seguido y comenzó a acostumbrarse a ellos. Bridget siguió enseñándole el lenguaje de señas, algo que Karyn disfrutaba mucho porque le permitía comunicarse incluso cuando no quería usar los audífonos.
