22°: Específico.

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~(⁠✿ )~

Stolas, aunque sonrojado y exaltado por aquella pregunta, se le quedó mirando largamente una vez más. Pero, esta vez, sin estar tan anonadado por recibirla. Ya que el impacto de las anteriores palabras dichas por el moreno fueron lo suficientemente contundentes como para estar ahora un poco más tranquilo. Pues, lo de hace rato ya lo había tomado por sorpresa.

La sonrisa que llevaba cesó por un instante, y, por un muy breve momento, se mostró inexpresivo. Sólo le miraba. Asustando nuevamente al moreno que, no estando complacido con todo lo que había sucedido para poder apartar cualquier negatividad, se le quedó igualmente mirándole. Inseguro aún. Expectante y con sus orbes bien abiertos poniendo atención ante cualquier acción del blanquecino.

¿Qué tenía que pasar para que dejara de lado todas sus dudas?

Acto seguido, pudo notar cómo el semblante de su amado cambió por completo, pudiendo ver desde donde estaba que ahora se mostraba con un brillo burlesco en sus ojos y una sonrisa divertida. Al mismo tiempo, llevando consigo la obviedad plasmada en su rostro. Le veía relajado.

Bien, no sucedió nada malo.

¿Por qué habría que pasar? Es más, ¿Por qué siempre se imaginaba lo peor? Aunque hasta había recibido un gustoso beso, que cualquiera tomaría como más que suficiente respuesta, sentía aún aquella necesidad ansiosa de querer ser más... Claro. Más específico.

Maldita inseguridad.

— ¿Es en serio, Blitzy? — Alargó un poco más su sonrisa, sonando como si aquella pregunta fuera de más formularla, pues la respuesta era más que clara. Siendo totalmente obvia.

Y claro que lo era.

El de mechones blancos quitó su expresión ansiosa para cambiarla por una totalmente despreocupada. Como si no hubiese tenido un ataque de pánico interno hace segundos. Se encogió de hombros, relajado. La verdad era que necesitaba escuchar la afirmación salir de aquellos labios ajenos. Lo necesitaba.

— Nah. Sólo responde y ya, Stols — Rodó sus ojos para disimular el fuerte sonrojo que tomaba posesión de sus mejillas, pues no estaba pidiéndole que le respondiera cualquier cosa, sino algo de suma importancia para él.

Escuchó al azabache soltar una jovial risilla, divertido.

— Pero, cariño, ¿No es más que obvio lo que yo siento por ti? — Arqueó una ceja —. Soy muy malo disimulando, lo acepto. Pero si necesitas una respuesta más...

— Específica — Asintió. Stolas sonrió y, dando un ligero suspiro, tomó nuevamente la palabra.

— Entonces: la respuesta está desde que te conocí. Desde que te miré por primera vez quedé encantado contigo. Tu personalidad, tus expresiones y tu manera de ser. Me gustaste desde muy pequeño y, aunque quería ser tu amigo en octavo grado, la verdad es que sabía que mis ojos nunca te mirarían de esa manera — Las había dejado libres unos momentos atrás, pero volvió a tomar sus manos con ambas propias, mirándole con cariño  —. Así que sabrás que para mí fue un verdadero tormento tener que siempre disimularlo; tener que disimular el hecho de que mi corazón se aceleraba cada vez que te tenía cerca, cada vez que te hablaba... Y las veces que me quedaba hipnotizado al posar mi vista en ti — Rió divertido —, aunque luego me ganara un regaño por mostrarme distraído en clase.

Ambos rieron por aquel comentario.

— Así que... ¿Esas veces, en las que me decías que tu falta de concentración se debía a que no habías podido dormir bien por las asignaciones, en realidad era por-

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⏰ Última actualización: Sep 11 ⏰

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Ojos carmín, cual rubí | Stolitzø.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora