4°: Me importas tú, y sólo tú.

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Los días para ellos dos se fueron volando. Blitzø se dió cuenta de que su compañero tenía razón; eso de la limpieza sonaba agotador, aburrido, pero al lado de él todo era más divertido y entretenido. Hasta eso siquiera.

Claro que cuando el grupo se enteró que el chico estaba socializando con ese tal Goetia, primero trataron de que lo utilice para sacarle dinero y otros beneficios, a lo que se negó rotundamente. Luego de eso vinieron las constantes burlas; trataba de que vieran que Stolas no era como los demás, pero no le prestaban ni la más mínima atención.

Es más, hasta le decían que se había dejado lavar el cerebro por aquel chico, "Muy pronto te veremos de mozo", se burlaban.

Trataba de convencerlos, de la manera más disimulada posible, para que lo conocieran y vieran la magnífica persona que era. Sin embargo, no fue hasta después de que se enterara de que lo que pasó con el grafiti, aquel "incidente", fue totalmente planeado con el fin de deshacerse de él. Con la expulsión.

Desde ese día dejó de juntarse con ellos, ni los miraba. Terminando toda relación de "amistad" y hasta con su ahora ex-novia Verósika Mayday. Y empezó a hablar y conocer a aquel azabache que, si se lo pensaba bien, le parecía tierno. Su manera de hablar, sus expresiones, sus ojos. En ello, también conoció a Millie y Moxxie, que resultaron ser muy buenos amigos.

En todos estos años, mientras los cuatro se reunían siempre en el receso, Blitzø y Stolas se conocían más y más de acuerdo hablaban o comentaban; gustos y disgustos, todo. Y, cuando realmente estaban sólos, hablaban de su pasado, su niñez, su familia, temas privados que no le dirían a nadie más, pero que se sentían lo suficientemente seguros para ser sinceros con el contrario...

En una de esas charlas...

- ¿Entonces quieres decir que...? - El mayor se encontraba sentado en una silla ( puesto del profesor ) teniendo una preocupación, tristeza y empatía por su amigo.

- Sí, murió cuando apenas cumplía los tres años. Desde allí mi padre no ha superado la muerte de mi madre, así que siempre se mantenía distante. Y cuando crecí... Quiso que fuera el mejor en todo, me decía y dice que debo ser perfecto por tener el apellido Goetia - Unas lágrimas aparecieron para nublar su vista y ponerlo un poco en alerta. Así que trató de quitarlas.

Blitzø notó esto y se levantó de su asiento para poder abrazarlo de manera reconfortante, acariciando sus cabellos azules con cariño. Stolas, por su parte, se encontraba sentado en el escritorio, frente al moreno. Se quedaron unos minutos así hasta que el de piel blanquecina deshizo con cuidado y lentitud aquel cálido abrazo. Aunque no se separaron por completo.

- ¿Y tú, Blitzy? - Preguntó. Ya en sí no era justo que el único que se desahogue sea él nada más.

- Pues - Tomó valor, no deseaba derrumbarse. Quería demostrarle que era fuerte -... Mi madre aún vive, pero está muy mal de salud, no puede siquiera levantarse de la cama - Miró algún punto de aquel salón; en cambio, Stolas tenía su mirada fijada en él -. Y mi padre se gasta el dinero que entra en licor y putas. Yo trabajo para mantenernos a mi hermana, mi madre y a mí. Él casi no se encuentra en la casa, y es lo mejor - Rió con aquel comentario, pero aquella risa escondía un sin fin de sentimientos dolorosos.

Quiso cambiar o dar la palabra al contrario para aligerar el ambiente que, para él, era incómodo. Lejos de todo eso, volvió en sí al sentir unos cálidos brazos rodean su cuello y hombros. Stolas trataba de demostrarle y hacerle saber que está allí para él, que no estaba sólo. Y que más nunca lo estará.

Ojos carmín, cual rubí | Stolitzø.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora