Taeyong estaba de pie en el umbral de la puerta, su rostro pálido y su mirada perdida, como si todo el peso del mundo se hubiera posado sobre sus hombros. Su voz salió en un susurro quebrado mientras sus ojos comenzaban a nublarse con lágrimas contenidas.
—Mi abuelo murió, Minho... —logró decir, aunque su voz tembló al final, como si el mero acto de pronunciar aquellas palabras lo quebrara más. —. Pensé que tal vez podía quedarme unos días aquí, contigo... pero... — Antes de venir yo no sabía que ahora estás casado... Y...
Las palabras se quedaron atrapadas en su garganta, ahogadas por el llanto que no dudo en sacar. Las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente, dejando un rastro húmedo en sus mejillas. Sabía que Minho siempre había sido vulnerable cuando alguien lloraba, y en ese momento explotó convenientemente en un sollozo desgarrador.
—No llores, Taeyong —dijo Minho, su voz sonaba en una mezcla de frustración y desesperación—. Sabes que me molesta.
—Lo sé, discúlpame... —respondió Taeyong, limpiando torpemente sus lágrimas con el dorso de la mano—. Es que todavía estoy muy sensible por lo de mi abuelo. Por eso, la primera persona en la que pensé fuiste tú... porque él te quería mucho. Siempre me preguntaba por ti. Cuando terminamos, él me dijo...
—Taeyong, no digas más —lo interrumpió Minho con un tono que cortaba como una navaja—. Ten respeto a mi esposo, él no tiene por qué escuchar nada de eso. Eso ya pasó, ya fue, y no hay nada más que decir. Así que te agradecería que te marches. Puedes quedarte hoy, pero mañana temprano quiero que te vayas de la granja.
Taemin había estado observando la escena desde una distancia prudente, sin atreverse a intervenir. Pero ahora, al ver la dureza en el rostro de Minho, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sin saber por qué, comenzó a temblar, el miedo se apoderó de él como un fantasma del pasado. La forma en que Minho levantaba la voz le recordaba a su padre, a los gritos y los golpes que solía recibir de él. Instintivamente, se aferró a la camisa de Minho, buscando consuelo en su cercanía.
Minho sintió la presión de los dedos de Taemin sobre su camisa y algo en su interior se quebró. La furia que lo había sostenido hasta ese momento comenzó a disiparse, dejando solo cansancio y una tristeza profunda. Miró a Taeyong, quien aún estaba de pie, derrotado y con los ojos vidriosos, y sintió una mezcla de compasión y agotamiento.
—Ve a cenar a la cocina, Taeyong —dijo finalmente, su tono sonaba más suave, pero firme—. Y no es necesario que te despidas mañana. Ya todo está dicho.
Taeyong asintió con una leve inclinación de cabeza, comprendiendo que, hiciera lo que hiciera, Minho ya no lo quería en su vida. Sabía que todo estaba perdido, y no iba a rogar, nunca lo había hecho, y menos ahora con Taemin presente. No le daría el gusto de verlo humillado, de que este se riera de su patética situación. Así que se limitó a murmurar con voz apagada:
—Buenas noches, Minho. Taemin, ha sido un gusto conocerte. Sigue así, y estoy seguro de que llegarás a ser un buen enfermero.
Sin más, se giró y se dirigió a la cocina. No tenía hambre, pero sabía que necesitaba comer algo, cualquier cosa que evitara que la bilis que sentía acumulándose en su estómago lo hiciera vomitar.
Mientras tanto, Minho tomó la mano de Taemin con un gesto protector, sintiendo la necesidad de alejarse de todo lo que acababa de suceder.
—Taemin, amor... vamos a cenar en la habitación. No quiero ver más a Taeyong —dijo, con una mezcla de cansancio y fastidio.
Taemin asintió y lo siguió. Entraron en la habitación, y Minho, sin decir una palabra más, se dirigió directamente al baño. Cerró la puerta detrás de él y dejó que el agua caliente de la ducha se llevara toda la tensión acumulada en sus músculos.
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DESILUSIÓN (2MIN)🌈🔞
FanfictionChoi Minho, un granjero millonario, y Lee Taemin, un chico de sociedad venido a menos se conocen a través de un programa de radio. Taemin, con sus insípidos poemas, conquista el corazón de Minho, llevando a una relación virtual llena de sueños y an...