26.-DESPEDIDA.

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 Taemin estaba al borde de las lágrimas, sus ojos se cristalizaban, pero su orgullo lo sostenía en pie. Sentía un nudo en la garganta, uno tan fuerte que le dolía, pero se tragó el dolor con tal de no romperse. Sus ojos se encontraron primero con los de Minho, buscando en ellos un respaldo silencioso, antes de dirigirse hacia Taeyong, quien esperaba, con esa habitual soberbia que lo caracterizaba. 

Con una calma que no reflejaba la tormenta interna que lo consumía, Taemin habló, firme. —Toma tus cosas ahora mismo y márchate. Las personas como tú no son bienvenidas en esta granja.

Taeyong, como si el veneno que había sembrado fuera parte de un juego insignificante, se permitió un último intento de quedarse, esbozando una sonrisa que no alcanzó a borrar la tensión en su rostro. Su respuesta fue un dardo envenenado, destinado a herir:

—No pienso irme. Tú no eres más que el amante de turno.

Ese comentario fue la chispa que encendió la rabia contenida de Taemin. La bofetada resonó en la habitación, un golpe seco y rápido, que dejó una marca roja en la mejilla de Taeyong. Este apenas tuvo tiempo de llevarse una mano a la cara, tratando de calmar el ardor, cuando un hilo de sangre comenzó a brotar de su labio inferior. Minho dio un paso hacia adelante, queriendo intervenir, pero Taemin levantó una mano, y aunque se encontraba de espalda a él, fue un aviso silencioso de que ese momento era exclusivamente suyo y de Taeyong.

Taeyong, frotándose la mejilla herida, dejó escapar una risa amarga, cargada de desprecio.

—Eres un pobre idiota, tratando de defender algo que no existe —escupió, con las palabras goteando ponzoña.

Taemin no parpadeó, su voz se mantuvo firme mientras contestaba:

—No te equivoques, Taeyong. La bofetada no fue por lo que acabas de decir. Esta mañana encontré una hoja de mi libreta de pensamientos debajo del sofá, rota y arrugada. Y no me costó mucho atar cabos y darme cuenta de que fuiste tú quien me la robó. Por eso Kkoongie te rasguñó las manos.

El rostro de Taeyong se tiñó de rojo, pero aún así no retrocedió. Al contrario, su rabia lo impulsó a seguir luchando.

—Esos pensamientos eran pura basura, escribes como si fueras un niño de diez años.

Taemin lo miró con una mezcla de lástima y superioridad.

—Efectivamente, siempre lo he sabido. Pero, ¿sabes qué? Esos "tontos pensamientos" hicieron que Minho cayera rendido a mis pies. Y es por eso que ahora soy su amante. Y te lo diré de una vez: jamás podrás igualar lo que yo hago con él en la cama. Si no me crees, pregúntale. A ver si se atreve a negarlo. Y una última cosa, Taeyong. No todo en la vida es sexo. Hay muchas otras cosas que hacen que una pareja sea feliz, y no se necesita un contrato matrimonial para considerarse esposos.

El silencio que siguió fue denso, cargado de emociones encontradas. Taemin, mantenía su calma exterior, sacó su celular y llamó a uno de los empleados.

—Donghae, por favor consigue un taxi seguro para el señor Taeyong. Se marcha de la granja ahora mismo.

Minho, observando la escena, no pudo evitar sentir una oleada de admiración hacia Taemin. Siempre lograba sorprenderlo gratamente, incluso en los momentos más difíciles.

Taeyong, con su orgullo herido y el rostro ardiendo, se volvió hacia Minho en un último intento desesperado.

—Minho, ¿vas a permitir que me vaya? Es muy noche.

La respuesta de Minho fue firme y sin titubeos:

—Ya escuchaste a mi esposo. Empaca rápido tus cosas y vete de nuestra granja.

DESILUSIÓN (2MIN)🌈🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora