25.-VERDADES QUE HIEREN.

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  Una charola con el desayuno fue puesta sobre la mesa de la terraza—Aquí tiene, señor —dijo Winter con una sonrisa ligera. —Minho agradeció y luego preguntó —Has visto a Taeyong

—Sí, hace rato le llevé también el desayuno que pidió —respondió Winter, notando la leve tensión en los hombros de su jefe.

Minho suspiró, sus dedos tamborileando impacientes sobre la mesa.

—¿Puedes ir a decirle que lo espero en media hora en mi oficina, por favor?

—Sí, enseguida.

Winter salió de la habitación, y con pasos decididos, llegó hasta la habitación que ocupaba Taeyong, se detuvo un momento después de tocar. Sabía que Taeyong era extremadamente quisquilloso con el protocolo; cualquier desviación de sus expectativas podía resultar en una reprimenda.

Luego de un par de segundos, escuchó la voz arrogante de Taeyong desde el otro lado.

—Pase.

Winter abrió la puerta con cuidado, manteniendo la mirada baja.

—¿Qué quieres? —espetó Taeyong, sin molestarse en disimular su desdén. Estaba recostado en la cama, envuelto en las sábanas, su expresión altiva y sus ojos azules mostraban una mezcla de fastidio y cansancio.

—El señor Minho quiere verlo en media hora en su oficina —informó Winter, intentando mantener la compostura ante la actitud dominante de Taeyong.

—Dile que no me interesa y que no voy a ir. Me siento mal y no pienso levantarme de la cama en todo el día. Así que ya sabes, me traes el almuerzo y la cena. Y no quiero tener que esperar. ¿Entendiste?

Winter ofreció una reverencia, su rostro era neutral, pero su mente le pedía a gritos tomarlo por los pelos rubios y arrastrarlo por toda la habitación. .

—Sí, entendí, señor.

—Ahora vete. Déjame en paz —ordenó Taeyong, haciendo un gesto de desdén con la mano.

Winter salió de la habitación rápidamente, sus pasos apenas audibles mientras regresaba a la habitación de Minho para darle la noticia.  —¿Qué ha dicho? —preguntó Minho, aunque ya intuía la respuesta.

—El señor, Taeyong, dice que no se siente bien y no piensa levantarse en todo el día. También ha pedido que le lleven todos los alimentos del día a la habitación.

La expresión de Minho se oscureció, su ira apenas era contenida. Su paciencia se había agotado.

—Maldita sea —murmuró antes de levantarse bruscamente. Sin decir más, se dirigió a grandes zancadas hacia la habitación que ocupaba Taeyong, su mente estaba nublada por la ira.

Al llegar, golpeó la puerta con fuerza, la madera resonaba bajo su puño.

—Será mejor que abras, no voy a soportar tus aires de diva —gritó, sin molestarse en ocultar su irritación.

Desde adentro, un bufido de molestia fue la única respuesta.

—¿Qué mierda quieres, Minho? Ya te mandé avisar que no me siento bien y no pienso discutirlo contigo ni con nadie. Así que cuando esté mejor, yo te aviso.

Minho golpeó de nuevo la puerta, su frustración aumentaba al no obtener la respuesta que quería. La puerta, por supuesto, estaba cerrada con llave desde adentro, una señal clara de la obstinación de Taeyong.

—Winter, trae la llave —ordenó Minho, su voz era cortante. Winter asintió rápidamente y se dirigió a buscarla, consciente de que la situación se estaba saliendo de control.

DESILUSIÓN (2MIN)🌈🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora