/12/ Kori

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Hacía ya cosa de una hora que estaba en casa con Kori, ambas sentadas en el sofá del salón mientras veíamos Sálvame en la televisión. Tras haberme recibido con los brazos bien abiertos, como siempre, le había puesto al día acerca de lo que me había pasado en los últimos días de ausencia.

Aunque estaba feliz de tenerme con ella de nuevo, no la notaba convencida del todo acerca de mi dimisión en Jujutsu.

Pero ahora tendría tranquilidad, ¿no?

"Tranquilidad..."

—Ahora vuelvo; voy al baño.

Me levanté y atravesé el único pasillo de la casa. Las paredes estaban ya un poco desteñidas y repletas de fotografías mías desde que era adolescente.

Está bien, lo admito; era ponerme a contemplar las imágenes y se me escapan los suspiros de la nostalgia.

Las fotografías del final del pasillo contenían recuerdos de cuando asistía a la preparatoria para hechiceros. Me veía a mí misma con el uniforme de la escuela, llevando aquella vida tan emocionante y repleta de adrenalina.

"Como siempre me ha gustado vivir", no pude evitar decir para mis adentros.

Fue entonces cuando lo pensé:

"Tal vez podría haberme quedado en Jujutsu..."

¡DING, DONG! —Se oyó el timbre desde donde estaba.

Abandoné mis pensamientos y fui al baño rápido. Quería volver en seguida con Kori; no me hacía gracia que una mujer tan mayor estuviera a solas con extraños.

Sin embargo, podía sentir que se trataba de un alma particularmente familiar...

Volví a recorrer el pasillo, esta vez sin pararme a recordar los atrayentes recuerdos del pasado, cuando empecé a escuchar la risa de Kori. Me acerqué hasta llegar al salón y...

—¡¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ?!

Mi cara era el vivo reflejo del pánico y la estupefacción; ¡¿qué coño hacía Satoru Gojo en el salón de mi casa, contándole chistes a Kori?!

¿En qué clase de programa de cámara oculta vivía? No era broma, me puse a mirar desesperadamente por todo el techo de la sala por si nos estaban grabando. Ya me podía esperar cualquier cosa.

—Ay, Takara, ¡tu amigo Gojo es tan gracioso! —Dijo secándose las lágrimas de la risa—. Y es tan guapo...

—¿Sabes? No suelo soportar a los viejos, pero Arato —así se apellidaba Kori— es una mujer encantadora.

—A tí lo que gusta es que te coman el oído.

Satoru estaba sentado donde antes estaba yo, frente al televisor, con una pierna cruzada sobre la otra mientras sostenía aquella sonrisilla que parecía poner loco a todo el mundo. Justo al lado de Kori, sobre la mesa, había un ramo enorme de flores de color púrpura. ¿Había traído eso para ella? Reconozco que aquello me sacó una sonrisa.

—¿Cómo me has encontrado?

—Como ya te dijimos una vez, tenemos ojos en todas partes. Fue cuestión de avisar a Masamichi y me dio la ubicación de esta casa.

Lo analicé detenidamente. No, no tenía un pelo de muerto. Sin embargo, ya iban dos veces desde que lo observaba que se llevaba la mano repentinamente al cuello por unos segundos, como apretándolo.

La segunda vez que la retiró pude darme cuenta de que, en efecto, el golpe había dejado un rastro de energía maldita impregnado en su piel. Había creado una herida que, como no utilizase mi ritual inverso, no iba a poder librarse de ella.

IMÁN DE CAOS ☯~Gojo x tú~☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora