/15/ Cara a cara

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—¡Takara! ¡Chicos! ¿Estáis ahí?

Como si de una mística invocación se tratase, todos nos giramos en seco a ver al hombre al que pertenecía aquella voz juguetona y despreocupada.

Así era; mi querido compañero de ojos azules, Satoru, acababa de regresar de su "viaje de última hora". O como él decía, "hoar". Sostenía en su mano una caja de cartón celeste con lazo y miraba curioso lo que estaba sucediendo a su alrededor.

—¿Qué está pasando aquí?

—¡No te metas! —Le gritamos Sukuna y yo a la vez.

El pelirrosa endemoniado aprovechó el despiste para lanzarme un golpe cortante, el cual esquivé de milagro al consumirlo con mi energía.

Miré por un milisegundo al albino, comprobando que, por primera vez en su vida, había obedecido y se había quedado plantado en el sitio, como petrificado, contemplando la escena. Sin embargo, desde su mente oí una frase retumbar en mi cabeza:

—"Confío en Takara para lidiar con la situación, pero no en Sukuna. Hoy parece más suelto de lo habitual... A la mínima, iré a ayudarla".

Supongo que no me quedaba otra opción que mantener a mi enemigo a raya, si no quería que Gojo se entrometiese en la pelea.

Volví a intentar buscar con la telepatía a Itadori. Necesitaba que se intercambiasen cuerpo y mente, ya que, al tratarse del cuerpo debilitado de Itadori, no me daba la opción de hacerle daño de verdad.

Puto Sukuna...

—¡Itadori! —Lo buscaba—. Vamos, ¡regresa!

—El mocoso no va a volver hasta que haya acabado contigo.

—Deberías dar las gracias porque no fui a buscar tus demás dedos para destruirlos, ¡trozo de mierda!

—Maldita niña, ¡yo no le doy las gracias a nadie! —Exclamó, mientras lanzaba un golpe con impacto—. Eres una mente débil.

—Pues esta mente débil te consumió en segundos —le hice una mueca.

—Cuando abandoné el control de tu cuerpo. Acéptalo, Takara —esbozó una sonrisa cínica—; tu mente abarrotada de recuerdos es lo único que no puedes sanar con tu ritual inverso. Y eso duele, ¿verdad?

Fruncí el ceño y miré a otro lado por un instante. Las palabras de Sukuna fueron a abrir la puerta que dejaba pasar a todas mis memorias a su nuevo reconocimiento.

Miré por un segundo al albino; mierda, lo estaba escuchando todo. A juzgar por su expresión, la intriga sobre el tema sobresalía entre sus otras inquietudes, y me daba la impresión de que luego me iba a plantear ciertas preguntas.

De repente, justo cuando los recuerdos estaban a punto de pisar la zona de la mente prohibida, la centelleante bombilla de las ideas se encendió dentro de mi cabeza, dándome la grandiosa hipótesis de que; si podía sanar cualquier elemento tangible, podría sanar la enfermedad de Itadori, arrebatarle así su vulnerabilidad y hacer que este tomase el control del cuerpo de nuevo.

Era algo arriesgado, ya que también estaría ayudando al estado físico de Ryomen, pero confiaba en que Itadori vencería.

Así, atraje a Sukuna con mi energía maldita y, al instante, llené sus venas de mi rutal inverso. No pensaba parar nada hasta que oyese la voz de Itadori en lugar de la del rey de las Maldiciones.

Una luz cegadora envolvió al recipiente maldito. Mis pupilas se tornaron blancas al son de la sensación de las partículas de su cuerpo regenerándose. Sentía a la enfermedad alejarse hasta huir por los orificios de su nariz mientras exhalaba. Mi energía destruía la enfermedad.

IMÁN DE CAOS ☯~Gojo x tú~☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora