Me encantaba la vida al límite que llevaba. Eso de estar todo el día de un lado para otro... Era verdaderamente lo que movía la sangre por mis venas.
Sin embargo, las últimas semanas habían sido un no parar exhaustivo, continuamente de misiones con los adultos o clases con los niños. O me estaba haciendo vieja, o verdaderamente el listón se había puesto muy alto.
Todo esto lo comentaba con Satoru. Él también estaba cansado, aunque más acostumbrado que yo debido a su mayor experiencia. De todas formas, aquel día, tras escuchar por primera vez en su vida un bostezo de cansancio salir de mis labios y pedir un deseo, me dijo que me iba a llevar a un sitio "secreto" donde él iba cuando necesitaba despejar la mente, una vez terminase la jornada.
Y así fue. El ánimo se levantó levemente con solo oír cómo Gojo me llamaba para abandonar la escuela de una manera más especial. La curiosidad me podía, y mucho.
Nada más me reuní con él me dijo que iríamos hasta allí a través de un portal teletransportador, para asegurarse de que nadie más se enteraba de donde estaba el sitio.
Así, posó una mano sobre mi hombro y nos llevó hasta el lugar.
Creo que la noche volvía al sitio aún más místico. Se trataba de una parte de un bosque, escondida entre frondosos árboles y zarzamoras, que ocultaba una pequeña pradera iluminada por las luciérnagas. Justo delante había una laguna rebosante de florados nenúfares y, al fondo, una pequeña cascada que actuaba como cortina para resguardar una cueva. Tan solo había un árbol en el conjunto principal; uno enorme y robusto, cuyas centenarias raíces sobresalían de la hierba y sostenían colonias de musgos y pequeñas florecillas.
Aquel lugar era mágico.
—Este sitio me recuerda a ti, no sé por qué. Sabía que te traería algún día.
Sonreí.
—¿Cómo lo descubriste?
—Es gracioso... —Se llevó las manos a la nuca—. Un día estaba aburrido, cuando estaba en la prepa. Me puse a buscar sitios aleatorios a través de la teletransportación, y uno de ellos fue este. Me cautivó, me daba paz. Lo sigue haciendo. Así que, cuando quiero despejarme un poco, vengo aquí.
—Mantendré el secreto a salvo.
—No esperaba menos de Doña Secretitos.
—Pues ahora que lo pienso... Yo no sé nada de ti, Don Secretones.
—Secretones no existe.
—Cállate.
Me di cuenta de que dijo lo anterior para esquivar mi observación. De todas formas, no iba a presionarlo. Si no me quería contar cosas, por algo sería, supuse.
Suspiré y me tumbé en la hierba fresca, observando el cielo estrellado. Aunque me puse la chaqueta bajo la cabeza, ya que me daba pánico que algún bichito se adentrase en las raíces de mi pelo. El albino me copió, aunque él simplemente colocó sus manos en su nuca, como antes.
El silencio era cómodo, agradable y revitalizante. El no decir nada y dejar que las ideas fluctuasen en la mente hasta quedarse sin pilas y apagar.
Después de un rato, el albino carraspeó para llamar mi atención.
—Oye, Takara...
Su voz denotaba duda, tal vez inseguridad. Algo extraño en su apariencia, al menos.
—¿Sí? —Pregunté, aún mirando las estrellas.
Se tomó su tiempo para continuar sus palabras.
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IMÁN DE CAOS ☯~Gojo x tú~☯
FanficTodo iba muy bien mientras estudiabas en Jujutsu; tenías muchos amigos, e incluso puede que te gustase cierto chico albino... Un día, la vida decidió ponerse en tu contra. Te echaron de Jujutsu Kaisen y tu poder se desbocó; en ocasiones, actuabas so...