/8/ Una disculpa sincera

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Tras el suceso ocurrido anteriormente con la pelea entre Sukuna y yo, se concedió a los alumnos la hora del recreo de manera extendida, para calmar el ambiente.

-Vaya manera de empezar...

-¡Cállate! -Respondí al instante.

El hecho de que aquel adolescente había tenido que ser atendido por las enferemeras del instituto por mi culpa me carcomía por dentro.

Cómo no, Gojo se dio cuenta de ello.

-Es broma.

-Ya lo sé.

-En serio, no te culpes por lo que ha pasado. Hiciste lo correcto, más o menos... Aunque no tenías ni idea de la situación.

-Gracias, pero tengo bastante idea de la situación con Sukuna.

-Me refiero a la situación de Sukuna con este alumno, Itadori. Por cierto, ¿de qué os conocíais Sukuna y tú?

-Es largo de contar, ya lo haré.

Satoru parecía insatisfecho con mi respuesta, pero en aquel momento mi cerebro era incapaz de pensar en otra cosa que no fuese el estado de aquel niño. No aguanté más.

-Gojo, por favor, llévame a la enfermería. Tengo que ver cómo está.

Era realmente saciante que a veces hiciera caso a la primera, como era el caso de entonces. Así, sin poner ninguna pega o hacer un chiste malo, me condujo hasta donde le había pedido que fuésemos.

Al fondo de la habitación que ocupaba la enfermería, a la izquierda, denoté la presencia del chico al que buscaba. Inmediatamente fui en su dirección, seguida de Satoru.

El chico de cabellos del color del melocotón se encontraba reposando en la cama, con los ojos cerrados y la expresión de inocencia más auténtica que había presenciado jamás, incluso más que la de Gojo, (cuya noche no quiero recordar).

Arrimé una silla a su lado y lo estuve contemplando durante varios largos minutos, en silencio, hasta que abrió los ojos con pesadez.

-¡Itadori! -Exclamé al momento, incapaz de contener mis impulsos por el más mínimo segundo-. ¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras?

El joven no parecía comprender la situación que lo rodeaba. Se frotó los ojos, los entreabrió un poco más y se me quedó mirando como si fuese algo fuera de lo normal.

-¿Eres un ángel del cielo...?

Sus palabras, llenas de pureza e ingenuidad, me hicieron expresar una breve risa.

Miré por un momento a Gojo; me observaba con las manos metidas en los bolsillos y una sonrisa más sobresaliente que de costumbre.

Me volví a Yuuji y posé mi mano sobre su brazo, tratando de que volviese un poco a la realidad.

-Tranquilo, no estás muerto. Te convertiste en Sukuna y lo enfrenté, y así fue como acabaste aquí. Siento mucho haberte hecho daño, Itadori.

-No pasa nada... -Empezó a decir. Al parecer, lo había recordado todo-. ¿Cómo te llamas?

-Takara Hoshikawa, aunque prefiero que me llamen por mi nombre de pila. En teoría -recalqué, mirando fijamente a Gojo-, sería tu profesora durante este curso.

-¿Profesora? Vaya, creía que eras más joven...

Me giré en seco a disecar con la mirada a Satoru, quien se reía por lo bajini de manera maliciosa. Al comprobar mi expresión amenazante, se detuvo como pudo y carraspeó. Rodé los ojos, indignada.

-¿Eso quiere decir que el maestro Gojo dejará de ser nuestro profesor?

-Todo lo contrario, Itadori -intervino el albino-. Takara... ¿está bien que te llame así? -Asentí-. Impartirá clases en primero junto a mí, ya que es un poco revoltosa... Y no puede estarse un segundo quieta. ¡Bueno! Menos para dormir...

IMÁN DE CAOS ☯~Gojo x tú~☯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora