Era una tarde con un clima simplemente horroroso; vendavales escandalosos, niebla grisácea y de vez en cuando caía un chubasco. Así que Shoko y yo aprovechamos para reunirnos en la sala de la enfermería y cotillear sobre la vida mientras tomábamos café caliente.
—Pues sí, siguen juntos —dijo en una ocasión, hablando sobre un exalumno de la escuela.
—Venga ya, ¡pero si no pegaban nada!
—Ya, pero así funciona el amor.
De repente, un pitido ensordecedor y repetitivo comenzó a oírse en todo el edificio. Shoko y yo detuvimos la conversación para ir a ver qué estaba sucediendo. Cuando estábamos a punto de levantarnos de las butacas, la puerta de la enfermería se abrió de par en par.
Un pequeño suspiro se escapó de entre mis labios cuando pude apreciar de quién se trataba.
—Chicas... —Satoru detuvo su frase al percatarse de mi presencia—. ¡Ey! ¿Qué tal? No te he visto en todo el día.
—Pues... Bien —dije distraída, incapaz de apartar la mirada de sus esbeltos ojos—. Aquí, chismoseando sobre los demás.
—Pues a la próxima me llamáis, ¿eh? Te recuerdo que soy una rata cotilla.
—Gojo —Shoko interrumpió nuestra conversación, inundada en el último momento por mi risa—. ¿Qué pasa con la alarma?
—¡Ah! Sí. A lo que venía —la castaña se dio con la palma de la mano en la frente—. Alguien se ha colado en la preparatoria y ha robado un arma muy peligrosa. Según Masamichi es un peligro letal, así que tenemos que ir a por él.
—¿Y cómo se te olvida de un momento para otro una noticia tan grave? —Reprendió Shoko a su amigo.
Sin embargo, tras mirar primero a Satoru y luego a mí varias veces entrecerrando los ojos, acabó riendo y desviando la vista, mientras negaba con la cabeza, como si hubiese obtenido una respuesta que no podía compartir.
Shoko se quedó en Jujutsu con Masamichi, mientras el resto de hechiceros disponibles salimos en busca de aquel intruso ladrón, incluidos los alumnos de primer y segundo curso.
—Todos atentos —declaró Satoru en voz alta—. Avisad si detectáis la más mínima fuente de energía maldita.
A pesar de que estaba nublado y el Sol no se había dejado ver en ningún momento, se pudo apreciar cuando cayó la noche; cuando el cielo, aunque sin estrellas visibles, se oscureció, y comenzaron a escucharse el tintineo de los grillos en medio del silencio sepulcral de la naturaleza.
Poco antes nos habíamos separado; los alumnos se dividieron en parejas y los adultos íbamos solos. Estábamos ya a muchos kilómetros de la preparatoria, y queríamos acabar con aquella misión repentina cuanto antes.
Acordamos reunirnos todos a cierta hora en un árbol que incendiamos, para reconocerlo fácilmente a gran distancia. Para nuestra buena suerte, llegamos todos más o menos a la vez, y no faltaba ninguno.
Sin embargo, me fijé en que Itadori y Megumi, quienes fueron en pareja, habían regresado con varias roturas en sus uniformes y unas extrañas marcas en sus brazos y piernas.
Y ahora que me fijaba en sus rostros, lucían mucho más exhaustos y trastornados que los del resto.
—¿Qué os ha pasado? —Pregunté.
—Detectamos una fuente de energía maldita y fuimos tras ella —respondió Itadori—. Aunque al final no tenía ningún arma. Nos peleamos y nos hizo estas heridas tan raras.
Me acerqué a observarlas con detalle, tomando el brazo de Megumi como muestra.
—Marcas apropiadoras de energía —analicé.
ESTÁS LEYENDO
IMÁN DE CAOS ☯~Gojo x tú~☯
FanfictionTodo iba muy bien mientras estudiabas en Jujutsu; tenías muchos amigos, e incluso puede que te gustase cierto chico albino... Un día, la vida decidió ponerse en tu contra. Te echaron de Jujutsu Kaisen y tu poder se desbocó; en ocasiones, actuabas so...