💛[Habitación del bebé]💛

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No había duda sobre cómo sería el cuarto del futuro hijo de un Eterno; Sueño lo tenía claro desde el principio. Calíope, antes del nacimiento de Orfeo, había organizado la cuna y todos los enseres del bebé en su habitación, compartida con Sueño en aquellos días de matrimonio. La cuna estaba colocada estratégicamente cerca para garantizar el descanso del infante. Todo resultó ser sumamente funcional, hasta que Orfeo comenzó a crecer y se hizo evidente la necesidad de su propio espacio, llevándolos a asignarle una habitación independiente.

Sueño, al descubrir el inmenso poder que se desataría en cuanto la princesa estuviera en sus dominios, decidió que era esencial crearle una habitación especial. Aunque el espacio no era tan vasto como sus propios aposentos reales, contaba con una ventana colosal que ofrecía vistas panorámicas de los paisajes encantados de Ensueño, complementado con una terraza perfecta para admirar aún más la belleza del reino.

Ya estaba todo preparado: una cuna de mármol blanco y detalles dorados, tan regia como para una princesa, con suaves mantas y cojines amarillos que presagiaban el futuro revelado en un sueño. Sobre ella, una cortina de dosel transparente, coronada con un ramillete de flores en lo alto del aro.

La colección de juguetes ya esperaba, junto a una canasta repleta de mantas, ropita y pañales. Sin duda, no faltaba nada para la llegada del nuevo miembro de la familia.

—Nuestra princesa descansará plácidamente en su flamante habitación. —observó Hob, maravillado por el espacio, mientras estrechaba a Sueño entre sus brazos y sonreía.

Realmente habría preferido que nuestra pequeña compartiera la cama con nosotros por un tiempo, al igual que su hermano mayor. —expresó el Eterno con un toque de melancolía— Calíope poseía un instinto maternal que siempre anhelé en mi propia madre.

Al escuchar eso, Gadling se apresura a plantar un beso en su mejilla, como un conjuro contra futuras lágrimas.

—Eleanor siempre tuvo ese instinto maternal con Robyn —relata Hob con una sonrisa—. Podía saber si él mentía o no. Varias veces tuve que encubrirlo, ya que Eleanor podía ser bastante severa. Supongo que eso viene de haber crecido entre hermanos.

Tal vez sea por eso —dice entre risas el rey de las Pesadillas—. Orfeo nunca fue un buen mentiroso, y honestamente, creí que era una cualidad admirable hasta que descubrí la razón de su sinceridad.

Eso deja a Hob con una expresión de asombro total.

Ser excesivamente honesto puede causar problemas a los demás. Esa es la razón por la que Orfeo tenía dificultades para entablar amistades. Su madre y yo hemos discutido sobre esto en varias ocasiones.

—Vaya, realmente tienes razón.

Ambos deciden juntar sus frentes para sentir el calor del otro. Hob abrazaba y sostenía con una firmeza delicada el vientre de su pareja, mientras que Sueño acariciaba la parte posterior de su vientre hinchado.

— ¿Mi señor?

El sonido de la voz de Lucienne, la leal bibliotecaria, interrumpe el ensimismamiento de la pareja, que vuelve en sí y se concentra en su presencia.

—¡Guau! Esta habitación es un encanto. Estoy segura de que la futura princesa se sentirá en el paraíso aquí.

—Te lo agradezco, Lucienne —responde Hob con una sonrisa.

—No se preocupe, solo vengo a notificarles que hay invitados esperándolos en el salón del trono. Resulta que son sus hermanos, mi señor.

Gracias, Lucienne, nos dirigiremos allí de inmediato.

Con una reverencia, la bibliotecaria se despide y sale de la estancia, dejando a los presentes en un momento de privacidad.

—Bueno, es de mala educación hacer esperar a nuestros invitados. —extiende su brazo en un gesto caballeroso— ¿Le importaría si lo acompaño?

En absoluto, Hob Gadling. Gracias. —responde con una sonrisa y las mejillas sonrosadas.

Así, sin más preámbulos, se dirigieron a dar la bienvenida a los que serían los futuros tíos y tías de la princesa por nacer.

💛😈[Los Nuevos Semidioses]😈💛Agosto Mpreg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora