💛[El bebé no duerme]💛

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Podría parecer un drama de telenovela, pero para el Señor Morfeo, sería una afrenta a su legado si se enterara de que sus descendientes no logran sumergirse en el mundo de los sueños.

Cuando Orfeo no podía conciliar el sueño, Sueño le solicitaba que compartiera la pesadilla que lo había inquietado y sin demora se enfrentaba a ella por haber molestado o interrumpido el descanso de su pequeño. Bronte era la pesadilla recurrente que más turbaba al niño, y por ende, la más reprendida; después estaba Globe, quien alegaba que Bronte lo coaccionaba y que su verdadero deseo era entablar amistad con el niño (cosa que no prosperó, llevando al soberano de las pesadillas a sancionarlo una vez más).

Daniel Hall era el siguiente niño destinado a tener dulces sueños asegurados. Reconocía que su gran error había sido mostrarse amenazante y severo con Lyta respecto al difunto esposo de ella en sus sueños. Pero gracias a Muerte, que le presentó el espectro de su marido y le reveló las razones de su embarazo (tranquilizándola con la ayuda de Rose), Lyta pudo dejar de verlo como una amenaza. Así, evitó tomar la decisión extrema de darle al niño un medicamento que bloqueara sus sueños, lo cual, al descubrirlo, le advirtió que dañaría la salud del pequeño y causaría problemas con las Parcas. Ahora, manteniendo una cordialidad algo distante, Lyta y su hijo vivían en calma, pudiendo ambos descansar plácidamente, con la única tarea pendiente de acordar el momento en que Daniel asumiría su rol en el Ensueño.

Ahora tenía otro reto: asegurarse de que su pequeña Dawn tuviera dulces sueños. Pero la niña no parecía estar en el ánimo adecuado para su siesta, algo que se hizo evidente con los quejidos que emanaban de su habitación. Al levantarla y arrullarla en sus brazos, esperaba calmar lo que presagiaba sería un inminente llanto.

Mi dulce amanecer, ¿qué te aflige? ¿Acaso el sueño te es esquivo? —inquirió con una voz serena y dulce, capturando la atención de la bebé que lo observaba con sus ojos de topacio, notando la ausencia de lágrimas o descontento en su rostro.

La pequeña empezó a emitir gemidos, agitando sus brazos como si fuese un pájaro intentando alzar vuelo, y mostrando gestos claros de inquietud y terror. Esta conducta puso en guardia a Sueño, quien no se percató de que su pareja había ingresado a la habitación.

¿Qué te pasa, Dawn? Me estás dando un susto. —dice su padre, sosteniéndola para que sus ojos se encuentren.

— ¿Hay algún problema? —Hob interviene por fin, después de observar la preocupación en los rostros de sus seres queridos. —¿Qué le ocurre a la pequeña?

No tengo idea, empezó a lloriquear y... —se debate entre mantener el contacto visual con su hija o con Hob— ¡de repente se puso así! —voltea a su hija para que Hob pueda ver su cara llena de angustia.

Algo resonó en su mente y el sentimiento se volvió contagioso para Hob, quien con todo el cuidado del mundo, sostuvo a su pequeña por los costados y la observó detenidamente.

Recordó cómo Robyn poseía un instinto especial para detectar cuando algo no estaba bien, y cómo su preocupación era tal que Eleanor atendía las demandas del bebé incluso cuando su comprensión era equivocada. En una ocasión, mientras él y su familia dormían, el bebé lanzó un alarido que despertó primero a su madre; ella, siguiendo su instinto, se levantó y descubrió que alguien había irrumpido en su hogar. Su pequeño, con su grito, les había salvado la vida.

Ahora parecía que la situación se repetía, y esta vez era grave.

—Muéstranos qué sucede, nena —solicitó a su hija, dejando atónito a Sueño.

La niña, comprendiendo la petición, señaló de inmediato con su pequeño dedo hacia la puerta de su habitación. Hob la sostuvo con cuidado en su brazo y la siguió hacia donde indicaba, provocando que Sueño, aún más desconcertado que antes, los acompañara.

💛😈[Los Nuevos Semidioses]😈💛Agosto Mpreg.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora