💛😈[Los Nuevos Semidioses]😈💛Agosto Mpreg.

💛[Revelación del sexo]😈

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Después de entregarse a un momento de pasión con su Eterno, Hob no pudo evitar que su mente inconsciente se embarcara en un viaje a los rincones más ocultos del reino. Dormirse en el Ensueño significa que tu mente se aventura a lugares que incluso el rey de los sueños encuentra inmanejables.

Y así, sumido en su sueño dentro del Ensueño, Hob se halló en una playa insólita que, aunque guardaba cierta semejanza con las playas que había contemplado en la Vigilia, se distinguía fácilmente por el singular color de su arena y su mar. Y en esta playa en particular, se veía que era de noche. 

Reconoce haber visitado innumerables lugares impresionantes en su vida despierta; sin embargo, jamás dudaría en afirmar que la playa donde se hallaba en ese momento superaba cualquier belleza que hubiese contemplado en años.

—Es un verdadero paraíso— susurró, maravillado.

Sin vacilar, avanzó hacia la orilla de la playa, disfrutando de la sensación que le brindaba la unión de la arena con el mar. La brisa que danzaba entre la tierra y el agua era tangible y reconfortante. Pronto extendió sus brazos, como deseando abrazar el viento, y ese simple gesto amplió su sonrisa.

Entonces, un sonido le llegó desde el mar. Un murmullo suave y distante que, al concentrarse, se tornaba más nítido y reconocible.

No tuvo que esperar mucho tiempo; apenas avanzó un par de pasos, una carcajada resonó en el aire.

Una carcajada impregnada de inocencia y regocijo.

Desde la lejanía de la playa donde se encontraba, Hob divisó la silueta de una niña que corría hacia él. Ella avanzaba sobre el agua, recordando la famosa historia de Jesús y sus milagros, en la que, con el poder de su padre Todopoderoso, podía caminar sobre el agua sin sumergirse. Lo más impresionante de aquel sueño era que, a medida que la niña se acercaba, Hob notaba cómo el cielo nocturno daba paso a un amanecer.

No obstante, no se trataba de un amanecer cualquiera. Era un amanecer único, como si hubiese sido pintado por un artista con poderes divinos, un espectáculo mágico y maravilloso.  

Como flotando sobre el agua, la figura de una niña se materializó ante sus ojos. Su imagen era inolvidable: tenía facciones delicadas, propias de una muñeca de porcelana, con piel pálida y rasgos tan finos que parecían esculpidos a la perfección. Su cabello castaño caía en ondas largas, un tono muy similar al de él. Los ojos de la niña, de un azul celeste profundo, no requerían de una mirada concentrada para ser reconocidos; y si su memoria no le fallaba, eran idénticos a los que Sueño adoptaba para mimetizarse con los humanos en la Tierra.

Y no podía pasar por alto su vestimenta: un vestido deslumbrante con todos los colores del sol, como si la pequeña le transmitiera un mensaje a través de sus tonalidades.

Inesperadamente, la criatura llena de amor e inocencia se lanzó en un efusivo abrazo, derramando cariño en su acción.

Mientras se deleitaba con el cálido abrazo, la realidad lo llamó a despertar.

•••

— ¿Tuviste dulces sueños, querido?

Lo primero que oyó fue la voz melodiosa de su querido Sueño, quien ya se encontraba despierto, acariciando su mejilla mientras lo observaba dormir.

—Pato, he tenido un sueño extraño —dijo con los ojos muy abiertos y los labios entreabiertos—. Pero al mismo tiempo, fue mágico.

— ¿Un sueño que es a la vez extraño y mágico? Vaya combinación, Hob. —dijo con una mirada juguetona y un divertido giro de ojos— ¿Podrías compartirlo conmigo?