Capítulo XX. Un imperio

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Saleth

Robert lleva callado por más de media hora. Incluso está tan absorto en sus pensamientos que creo que todas las neuronas que tenía deben haberse derretido por tanto esfuerzo.

Kozlov atrapó a uno de los hombres que nos dispararon y se lo llevó para interrogarlo. O más bien, torturarlo hasta sacarle toda la verdad.

— Quiero la verdad, y solo la verdad — me exige Robert con seriedad —. No omitas nada, ¿sí? Puedo soportar lo que sea, ricitos.

El que todavía me llame ricitos me hace sentir un poco más tranquila, porque eso me dice que a pesar de lo que le dije, él no quiere juzgarme aún.

— Bien — suspiro —. Como te dije, mis apellidos son Crawford Mancini. Sin embargo, no uso el apellido Crawford, por si lo has notado. Y esto se debe a que, bueno, Hadley y yo somos medias hermanas — Robert abre los ojos, sorprendido —. Mi padre es su padre también. Yo soy un poco mayor que ella, a decir verdad. Por un año, creo. No recuerdo bien. Lo que sé es lo que mi madre me contó antes de morir y no me he puesto a investigar más — me encojo de hombros —. La fortuna de los Crawford, de hecho, es de los Mancini. Mi padre se la robó a mi madre haciéndole firmar un papel con mentiras y luego la engañó con la madre de Hadley. Fue un hijo de puta.

» Mi abuelo era demasiado mayor para enfrentar a mi padre, así que básicamente sobrevivimos con lo poco que nos quedaba. Mi madre le confesó a mi padre que estaba embarazada de mí, pero eso a él no le importó. El maldito solo quería su fortuna, nada más. Así que mi madre huyó y se refugió en la hacienda de mi abuelo, ahí nací y crecí. El dinero de mi abuelo no era tanto como el de mi madre, pero alcanzaba para contratar seguridad y mantenernos.

» Mi abuelo me enseñó a llevar el negocio mejor que nadie y mi madre a defenderme con armas o sin ellas, y a no depender de un hombre para todo. A través del negocio familiar fue que conocí a Kozlov, y bueno... él es... el Boss de la mafia rusa — le digo a Robert, quien palidece en un segundo —. Tranquilo, él nunca te haría daño. Sabe que eres importante para mí — menciono para que se quede más tranquilo —. Al mismo tiempo, a mi abuelo no le gustaba verme con él, pero lo soportó solo porque vio cuánto me amaba y protegía. Y aún lo sigue haciendo. Mi abuelo no se equivocó con él, incluso gracias a la alianza entre Kozlov y mi abuelo pudimos aumentar nuestra fortuna. Ambos transportaron enormes cantidades de droga por toda Europa, lo que enfureció a mi nefasto padre y a su zorra. Y querían cazarnos como animales, pero no pudieron.

» Años después, mi madre murió a causa de una enfermedad en la sangre: Leucemia. Y mi abuelo por su edad. Ya era muy mayor. Mi padre también murió y Francesca, la madre de Hadley, se hizo cargo de todo lo que era de mi madre y mi abuelo, o sea, de lo que mi padre muy vilmente le robó a mi madre. Ella dio órdenes de cazarme, muy a pesar de que tengo la protección de Kozlov. Francesca se enemistó con Rusia por eso, porque Kozlov domina absolutamente todo en ese país. No hay persona que respire o se mueva sin que él se entere.

» Y bueno, para finalizar mi historia, después de que mi abuelo y mi madre murieran, me mudé a Los Ángeles, porque no quería seguir luchando contra esa gente. Quería una vida nueva, aún la quiero, pero cada vez veo imposible lograrlo. Empecé de cero, trabajando para poder ganar mi propio dinero honradamente y no a base de sustancias ilícitas. Tengo el negocio que me dejó mi abuelo, claro, pero actualmente no lo gestiono yo, sino Rocco, mi mano derecha. Él también es mi informante, y es quien se está asegurando de que Francesca no descubra mi paradero. Y parece que Hadley no sabe quién soy, porque no me reconoció en el baño. Lo que me hace pensar que su ataque se debió principalmente a los celos.

Exorbitante Amor © #3 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora