Hadley
— Dime que te sorprendí — susurro, acercándome y rodeando su cuello con mis brazos.
— Por supuesto que lo hiciste —me dice, poniendo una mano en mi cintura—. ¿Por qué no me dijiste que al final sí ibas a poder venir?
— Quería que fuera una sorpresa, por eso no te dije nada, bebé.
— Pues vaya sorpresa — dice en tono serio —. Debiste haberme avisado que vendrías, Hadley.
— ¿Estás enojado conmigo porque no te dije que vendría?
— No, no es eso. Si me hubieras dicho habría ido por ti al aeropuerto, es todo.
— Ay, pero qué dulce eres, bebé — le doy un beso en la mejilla.
Él apenas me sonríe. Y quiero creer que es mi imaginación, sin embargo, no puedo evitar sentir una extraña punzada que me dice que algo anda mal con Gabriel.
— ¿Pasa algo, bebé? — le pregunto para salir de dudas.
— No, todo está bien — responde, serio —. Ahora vuelvo, Hadley.
— ¿A dónde vas, bebé?
— A saludar al señor McKight.
Gabriel se va, dejándome sola. O bueno no, sola no, me deja con sus hermanos. Pero siempre he creído que no les agrado ni un poco. Por eso, invento la excusa de que necesito ir al baño para zafarme de ellos.
Me siento algo incómoda debido a su reacción, ya que no era la que esperaba. Creí que se alegraría de verme, creí que... Esto es una mierda.
Entro al baño y veo a un par de mujeres retocándose el lápiz labial, a lo que las miro fijamente y les ordeno que salgan.
Me lavo las manos una y otra vez, incluso no dejo de hacerlo por casi un minuto.
Mis pensamientos quieren derribarme, mas no lo permitiré.
Yo entiendo que Gabriel esté muy estresado por su trabajo y que por eso no tenga tiempo para ser el hombre más amoroso del mundo conmigo. Pero si tan solo me diera un poquito de atención, unas palabras dulces o un beso sin ningún atisbo de compromiso no sería el fin de todo.
No debí venir.
No debí haber escuchado a mi madre.
Fue un error.
El sonido de un mensaje de texto me devuelve a la realidad. Por un momento, me parece que hay alguien en uno de los baños, pero no es así. El celular está justo a mi lado. Lo tomo y la pantalla se enciende, revelando el mensaje.
Gabriel: Te ves muy hermosa.
Gabriel: ¿Podemos hablar después del foro?
Gabriel: Oye, por favor.
Gabriel: Saleth, contéstame.
Gabriel: ¿Estás molesta conmigo?El mundo se me cae por pedazos cuando leo los mensajes, esta mujer... ¿Quién es? ¿Y por qué Gabriel le envía este tipo de mensajes?
Deslizo para quitar los mensajes y poder ver el rostro de la mujer en el fondo de pantalla, pero precisamente en ese momento entra y me ve con su celular en la mano.
— Esto es tuyo, ¿no es así? — le pregunto, fingiendo una sonrisa.
— Sí, es mío — dice, mirándome directamente a los ojos.
Ladeo la cabeza, intrigada.
Normalmente, las personas no son capaces de mirarme a los ojos y sostenerme la mirada por más de unos segundos. Sin embargo, esta chica no tiene problema en mirarme como si fuera mi igual, aunque no lo es.
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Exorbitante Amor © #3 [+21]
DragosteGabriel Beckett es adictivo, astuto e incontrolable. Su temperamento es igual o cercano al de una bestia. Y cualquier persona en el mundo pensaría que es afortunado de tener: Belleza, amor, poder y riqueza. Sin embargo, el amor es uno de los privile...