Kim Taehyung es hermoso, extrovertido y popular. Su aura es etérea, digna de contemplar; cualquiera que lo mire estará condenado a caer a sus pies.
Por otro lado, Jeon Jungkook es reservado, timido y con una presencia sutil que no llama la atención...
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Jungkook... ¡Jungkook, Jeon! El castaño desvió la mirada, desconcertado por el repentino grito de su mejor amigo.
—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas, Jimin? —preguntó, aún sin comprender la razón de la exaltación.
—¿De verdad me estás preguntando por qué grito? —replicó Jimin, visiblemente frustrado. Jungkook solo atinaba a mirarlo con el ceño fruncido, sin entender qué lo tenía tan alterado—. Te estoy hablando hace diez minutos y siento que no me estás escuchando —puchereó Jimin, con un aire de reproche.
—Lo siento, Mimi, pero no puedo concentrarme —admitió Jungkook, bajando la cabeza ligeramente, como si quisiera esconder su distracción—. Al menos disimula, parece que lo estás acosando.
—¡Por supuesto que no lo estoy acosando! —exclamó Jungkook, casi indignado, pero bajó la voz al darse cuenta de que habían atraído algunas miradas—. Pero no puedo evitar mirarlo… es tan perfecto. Sus ojos azules son tan radiantes, y sus delicadas facciones... Taehyung parece un ángel, mi ángel —suspiró, dejando que su mente vagara, imaginando una y otra vez el rostro que lo tenía embelesado.
—Bájate de esa nube, Jungkook —bufó Jimin, rodando los ojos ante la ensoñación de su amigo—. Ni por más deseos que le pidas a una estrella fugaz, ese omega te hará caso.
El comentario de Jimin hizo que Jungkook frunciera el ceño, aunque no pudo evitar una sonrisa tímida al pensar en la improbabilidad de su fantasía. Pero aun así, en el fondo, mantenía la esperanza de que algún día Taehyung pudiera verlo de la misma manera que él lo veía a él.
—Además, no entiendo por qué te gusta... —continuó Jimin, ladeando la cabeza en un gesto de incredulidad—. Es decir, sí, es muy atractivo, pero es pretencioso, arrogante, presumido, y no creo que sea muy inteligente. Lo único en lo que parece pensar es en verse bonito y en que los demás lo halaguen.
Jungkook escuchó las palabras de su amigo, pero en lugar de desanimarse, simplemente suspiró. Para él, Taehyung era más que solo una cara bonita; había algo en su forma de ser que lo tenía completamente cautivado, aunque no pudiera explicarlo del todo.