Prólogo

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En el imponente edificio de la sede de Verstappen Enterprises, el CEO Max Verstappen caminaba por los pasillos con una seguridad que intimidaba a cualquiera que se cruzara en su camino. Todos conocían la reputación de Max: un hombre de negocios implacable, un líder que no permitía errores y, sobre todo, un alfa cuyo control absoluto era tan natural como respirar. Para Max, los sentimientos eran una distracción, y en su vida no había lugar para distracciones. Muchos rumoreaban que Max incluso odiaba a los omegas

Sergio Pérez, por otro lado, era la personificación de todo lo que Max despreciaba. Como omega, Sergio tenía una naturaleza amable, servicial y a menudo demostraba una calidez que no se alineaba con el ambiente frío y calculador de la empresa. Su presencia era una contradicción constante para Max, pero Sergio había demostrado ser eficiente, casi perfecto en su trabajo, y por eso había conseguido mantenerse como su secretario.

Sin embargo, lo que Max no sabía era que, detrás de esa eficiencia, Sergio ocultaba un profundo amor no correspondido por su jefe. Cada gesto amable, cada sonrisa tímida y cada tarea cumplida a la perfección eran impulsados por esos sentimientos que Sergio guardaba con tanto recelo. Max, por su parte, percibía algo diferente en Sergio, un olor a melocotón y champagne que le era familiar y hasta reconfortante, pero nunca se detuvo a reflexionar sobre ello. Para él, Sergio era simplemente una herramienta más para mantener su imperio en funcionamiento.

Pero con el tiempo, el peso de los sentimientos no correspondidos comenzó a desgastar a Sergio. Cada día, la indiferencia de Max le hería un poco más, hasta que decidió que era hora de confesar lo que sentía, con la esperanza, quizás ingenua, de que algo cambiara. La reacción de Max fue brutal. Descartó a Sergio sin miramientos, diciéndole que no tenía tiempo para las debilidades de un omega y que lo único que importaba era el trabajo.

Herido, Sergio tomo una decisión que cambiaria su vida para siempre. A pesar de todo lo que había dado, no podía seguir lastimándose en un lugar donde su amor nunca sería correspondido. Y así, dejó atrás la vida que había construido al lado de Max, llevándose consigo ese aroma dulce y refrescante que comenzaría a perseguir a Max en cada rincón de su vida.

Así, comenzó un nuevo juego, uno donde Max tendría que confrontar no solo a los rivales que se interponían en su camino, sino también los sentimientos que tanto se había empeñado en ignorar.

El Anhelo de un OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora