Sergio agarró su teléfono y respiró hondo. No podía esperar más; Necesitaba hablar con alguien de inmediato. Llamó a Yuki y Gabriel, pidiéndoles que fueran a su casa cuanto antes. Mientras esperaba, intenté ordenar sus pensamientos, pero todo lo que sucedió en la cafetería con Max lo tenía revuelto. ¿Realmente Max estaba cambiando? ¿O era simplemente otra de sus manipulaciones?
Minutos después, Yuki y Gabriel llegaron. Ambos tenían expresiones de preocupación en sus rostros.
-¿Qué pasó, Checo? -preguntó Yuki, sentándose en el sofá.
Sergio comenzó a relatar todo lo sucedido en la cafetería. Desde la manera en que Max lo alcanzó hasta el momento en que le pidió perdón. Gabriel y Yuki lo escuchaban atentamente, intercambiando miradas de preocupación.
-¿Y vas a ir a esa cena? -preguntó Gabriel, cruzando los brazos.
-No lo sé... -respondió Sergio, jugueteando nerviosamente con los dedos-. Creo que vi algo diferente en él, como si realmente estuviera arrepentido.
-Sergio, no sabemos cuáles son las intenciones de Max -dijo Yuki con firmeza-. Puede estar planeando cualquier cosa. ¿Y si esto es solo un juego más para él?
Gabriel asintió, apoyando a Yuki. - Debes cancelar esa cena. No podemos confiar en Max, y menos después de todo lo que te ha hecho.
Sergio dudó por un momento. Las palabras de sus amigos tenían sentido, pero algo en su interior le decía que debía darle una oportunidad. Quería creer que Max realmente había cambiado, aunque fuera solo un poco.
-Voy a estar bien -dijo finalmente-. Creo que vi en Max algo diferente, como si realmente estuviera tratando de ser mejor. Y quiero comprobarlo. Además, no creo que me haga daño.
Yuki y Gabriel intercambiaron miradas de preocupación, pero no insistieron más.
-Si vas a ir, al menos déjanos ayudarte a elegir qué ponerte -dijo Yuki, intentando animar el ambiente.
Sergio estaba agradecido por el apoyo de sus amigos. Juntos, comenzaron a revisar su armario, probándose varias prendas mientras Yuki y Gabriel daban sus opiniones. Finalmente, Sergio eligió un traje que lo hacía sentir seguro, sexy y elegante. La tela negra abrazaba sus curvas de manera perfecta, resaltando su figura, mientras una camisa blanca y ajustada le daba un toque de sofisticación. Se miró en el espejo y, por un momento, se sintió como el omega fuerte y poderoso que siempre había querido ser.
Mientras tanto, en otro lado de la ciudad, Max también se preparaba para la cena. Mandó a Lando a llamar a Alice, su asistente personal, para que le alistara un traje especial.
-Alice, quiero el mejor traje que tengas listo lo más pronto posible -ordenó Max con una seriedad que dejó a Lando nervioso.
-Sí, señor, lo tendré listo en una hora. ¿Algo más? -preguntó Alice con profesionalismo.
-Sí, encárgate de reservar una mesa en el mejor restaurante de la ciudad para mañana en la noche. Quiero un ambiente privado y un arreglo de flores listo para recoger en la tarde -dijo Max, su voz denotaba impaciencia.
-¿Con quién vas a salir? -se atrevió a preguntar Lando, tratando de ocultar su curiosidad.
Max lo fulminó con la mirada. -No es de tu incumbencia. Solo haz lo que te digo.
Después de organizar todo para la cena, Max se dirigió a una joyería de lujo. Mientras observaba las vitrinas llenas de joyas brillantes, sus ojos se posaron en unas pulseras a juego. Eran elegantes, de un diseño simple pero significativo. Decidió comprarlas, pensando en ellas como un símbolo de su "amistad" con Sergio, aunque en el fondo sabía que para él representaban algo más, algo más cercano a la posesión. Consideró comprar un anillo, pero descartó la idea, pensando que sería demasiado, casi como si estuviera cortejando a Sergio. Aún así, no podía negar que la idea le atraía más de lo que quería admitir.
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El Anhelo de un Omega
FanfictionSergio Pérez, un omega tímido y dedicado, trabaja como secretario para el poderoso y frío CEO Max Verstappen, un alfa que prioriza el trabajo por encima de todo. Sergio solo quiere a ese alfa. Max aprenderá que uno no sabe lo que tiene hasta que lo...