Epílogo: El Anhelo de un Omega

2.2K 242 57
                                    


Los rayos del sol comenzaban a teñir de naranja el horizonte mientras Max llegaba a casa, exhausto pero satisfecho tras otro día largo de trabajo. La enorme casa que compartía con Sergio y sus hijos estaba iluminada por las luces cálidas del interior, y el jardín verde y amplio que rodeaba la propiedad siempre le recordaba lo afortunado que era. Max había alcanzado más de lo que alguna vez creyó posible. Siete hijos, todos varones, todos alfas, y un hogar lleno de amor, risas y el dulce caos de una familia numerosa.

Nada más abrir la puerta, Max fue recibido por su omega perfecto, quien llevaba un delantal sobre su ropa sencilla. Sergio, que siempre se las arreglaba para que todo estuviera en orden, a pesar del bullicio de sus siete hijos.

— ¡Bienvenido a casa, mi amor! —dijo Sergio con su sonrisa habitual, acercándose para darle un beso suave en los labios, como siempre lo hacía.

Max respondió al beso con cariño, envolviendo a su omega en un abrazo. La paz que sentía al llegar a casa siempre lo invadía en esos momentos. Sabía que había trabajado duro ese día, pero todo valía la pena cuando veía lo que había construido: una vida llena de amor, tranquilidad y éxito.

— ¿Cómo estuvo el trabajo? —preguntó Sergio mientras lo llevaba hacia el comedor.

— Largo, pero nada que no pueda manejar —respondió Max, soltando un suspiro y estirando los hombros—. Lo mejor del día es llegar aquí contigo.

Max suspiró profundamente, dejando que la paz del hogar lo envolviera. La cena ya estaba lista en la mesa, y el aroma de la comida casera llenaba el aire, un detalle que jamás dejaba de apreciarse. Sergio había dejado el trabajo hacía años para dedicarse completamente a la familia, algo que al principio había sido un punto de conflicto entre ambos. Sergio había luchado con la idea de abandonar su trabajo, pero Max, con su palabrería y su dominio, lo convenció poco a poco. Pero ahora, después de tanto tiempo, era evidente que Sergio se había convertido en el omega perfecto que Max siempre había soñado: un ama de casa dedicado, amoroso y, sobre todo, feliz.

La vida de Sergio se centraba completamente en su hogar y sus hijos, y eso lo hacía feliz. Habían tenido siete hijos juntos, todos alfas, y Sergio era el único omega en la familia. Sus hijos, cada uno con su carácter único, llenaban la casa de energía y risa, y Max no podía sentirse más orgulloso.

El mayor de sus hijos, Patricio, tenía 13 años y comenzaba a mostrar las cualidades de un alfa líder. Era alto para su edad, con el cabello oscuro y los ojos penetrantes como su padre aunque con el color de su madre omega. Luego venían los mellizos: Logan y Benjamín, de 11 años, quienes siempre andaban juntos, compartiendo bromas y risas. Nicolás, el cuarto hijo, de 9 años, tenía una personalidad más reservada pero increíblemente inteligente, algo que Max valoraba mucho. Emilian, de 7 años, era el más rebelde y enérgico, siempre listo para cualquier travesura. Luego estaba Michel, de 5 años, un niño dulce y cariñoso que siempre buscaba la atención de su madre. Y finalmente, el pequeño Carlos, de 3 años, quien no se separaba de Sergio.

Max siempre admiraba cómo Sergio podía manejar a tantos chicos con tanta gracia. Desde que Sergio había dejado el trabajo, su dedicación a la familia se había vuelto impecable. Sergio organizaba las comidas, los horarios, se encargaba de las tareas del hogar y, sobre todo, les brindaba a sus hijos el amor y la atención que Max nunca había recibido de su propio padre.

— Ya están todos sentados —dijo Sergio, guiando a Max hacia la mesa donde sus siete hijos esperaban.

La cena era uno de esos momentos sagrados en la casa de los Verstappen-Pérez . Cada noche, todos se reunían para comer juntos, y no había nada que Max apreciara más que ver a su familia unida. Se sentó en la cabecera de la mesa, observando a sus hijos, todos tan distintos entre sí pero con algo en común: eran alfas fuertes y decididos. Max veía en ellos su legado, una generación poderosa que lideraría con fuerza.

El Anhelo de un OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora