Desde que había quedado embarazada, mis pensamientos estaban constantemente enfocados en una cosa: Pedro. El deseo por él había aumentado de una manera que no podía explicar, era como si mi cuerpo estuviera en llamas cada vez que lo veía. Sin embargo, había un obstáculo que no había anticipado: Pedro.Por alguna razón, desde que nos enteramos del embarazo, Pedro estaba reacio a tocarme de la manera en que solía hacerlo. Al principio, pensé que era porque estaba siendo más cuidadoso, queriendo asegurarse de que no hiciera nada que pudiera poner en riesgo al bebé. Pero con el tiempo, se volvió frustrante.
Una noche, después de cenar, decidí que tenía que hablar con él al respecto. Nos habíamos acostado, y Pedro estaba leyendo un libro, su expresión concentrada. Yo, por otro lado, no podía dejar de mirarlo, deseando sentir sus manos sobre mí, pero sin saber cómo abordarlo. Finalmente, respiré hondo y me giré hacia él.
—Pedro— dije suavemente, —tenemos que hablar—
Cerró el libro y lo dejó a un lado, mirándome con curiosidad.
—¿Qué pasa, nena?—
Me mordí el labio, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Es solo que... desde que quedé embarazada, siento que apenas me tocas. Y no me malinterpretes, sé que estás preocupado por el bebé, pero... no puedo dejar de pensar en ti, en nosotros. Te necesito.—
Pedro me miró en silencio durante unos segundos, como si estuviera procesando lo que le estaba diciendo. Finalmente, suspiró y se acercó más a mí, apoyando su mano en mi mejilla.
—Bianca— dijo con ternura, —no es que no te desee, créeme, te deseo más que nunca. Pero también tengo miedo. No quiero hacerte daño, y mucho menos al bebé. Sé que suena irracional, pero es lo que siento.—
Tomé su mano y la apreté contra mi mejilla, tratando de transmitirle cuán importante era para mí.
—Pedro, no me vas a hacer daño. Al contrario, creo que nos haría bien a los dos. El deseo que siento por ti es más fuerte que nunca, y me mata no poder estar cerca de ti como solíamos hacerlo.—
Pedro frunció el ceño, claramente conflictuado.
—Pero... ¿y si hago algo mal? No quiero arriesgarme, nena. Es algo demasiado importante.—
—Confía en mí— susurré, acercándome más a él. —No nos hará daño, lo prometo. Solo quiero que me toques, que estés conmigo. Me estoy volviendo loca de desearte y sentirte tan distante.—
Pedro me miró por un largo momento, evaluando mis palabras. Finalmente, soltó un suspiro profundo y me atrajo hacia él, envolviéndome en sus brazos. Sentí una oleada de alivio y satisfacción recorrerme cuando sus labios se encontraron con los míos en un beso suave, pero cargado de emoción.
—Está bien— murmuró contra mis labios, —pero me vas a decir si algo no se siente bien, ¿de acuerdo? Lo último que quiero es que algo salga mal.—
-Lo prometo,"— respondí, sonriendo contra su boca. —Solo necesito estar contigo, sentirte.—
Pedro bajó su mano por mi espalda, trazando un camino que me hizo estremecerme. Sentí el roce de sus dedos contra mi piel, enviando una corriente de electricidad por todo mi cuerpo. Mis sentidos estaban en alerta máxima; cada toque, cada susurro se sentía intensificado, como si mi piel estuviera más sensible, más receptiva a él.
—Pedro... —mi voz salió como un susurro, cargada de deseo— te deseo más que nunca. Paso el día entero pensando en ti... en sentirte dentro de mí. —Sentí cómo mis palabras resonaban en el aire, como si fueran la verdad más absoluta. Mi respiración se aceleraba mientras mis manos se aferraban a él con una urgencia que no podía controlar— hagamos un video...—
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🌸After him I was never the same🌸 (Pedro Pascal)
RomanceBianca es una jovem estudiante de periodismo de 22 años que sueña en convertirse en una gran y reconocida periodista, viajar por el mundo y conocer un amor que la haga vibrar. Lo que ella no imagina que en una de esas tardes de caminatas por Centra...