Ese amor que me anima
Que me ayuda y me abriga
Que me toma del brazo
Si ve que pierdo el paso
Que me escucha en silencio
Cuando le quiero hablar
Y confía en mí tanto
Que no sabe dudar
Que lucha cada día
Con este mundo duro
Por calmar mi presente
Y hacer claro el futuro
Que conoce mi cuerpo
Como si fuera el suyo
Y me lleva con él
Como segunda pielEse amor es mi hombre
Es mi amante sincero
Es mi amigo del alma
Mi mejor compañero
Ese amor es mi hombre
Y yo soy su mujer
Dos mitades de un todo
Como tiene que serEl vibra con mis cosas
Como si fueron suyas
Y no deja que nada
Ni nada las destruya
Y celebra mis triunfos
Sin llorar mis fracasos
Y aleja mis temores
Si me envuelve en sus brazos
Ese amor que trabaja
Mientras yo me cultivo
Y que dice lo nuestro
No lo tuyo y lo mio
Y no acusa que el tiempo
Ya se queda en mi piel
Y me ama con las fuerzas
De la primera vez
Ese amor que me acepta
Sin quererme cambiar
Y anda siempre inventando
Cómo hacerme cantar
Ese amor que no invade
Mis jardines secretos
Y me da mi lugar
Con ternura y respeto🍓🍓🍓
A la mañana siguiente, el sol entraba suavemente por las ventanas de la cocina, llenando el espacio con una luz cálida y acogedora. Pedro estaba de pie frente a la estufa, concentrado en preparar el desayuno. Llevaba puesto solo un pantalón de pijama, y su torso desnudo brillaba ligeramente por el calor. El aroma del café recién hecho y los huevos revueltos llenaba el aire.
Yo, aún adormilada, me acerqué a la cocina en silencio, observándolo mientras cocinaba. Su espalda se tensaba ligeramente con cada movimiento, y no pude evitar sonreír al verlo tan concentrado en una tarea tan cotidiana.
Me acerqué sigilosamente por detrás y lo rodeé con mis brazos, presionando mi cuerpo contra el suyo. Pedro sonrió sin voltear, reconociendo mi toque al instante.
—Buenos días, dormilona —murmuró, girando ligeramente la cabeza para besarme en la frente—. Justo a tiempo para el desayuno.
—Buenos días —respondí con voz adormecida, disfrutando de su calidez—. Te ves tan sexy cocinando... podríamos hacer de esto una costumbre.
Él rió suavemente. —¿Te gusta verme cocinar? Creo que puedo acostumbrarme a esto —dijo con tono juguetón, volteándose para enfrentarse a mí y rodear mi cintura con sus brazos—. Aunque creo que a ti te gusta más comer.
Lo miré a los ojos, sonriendo. —Me gusta todo lo que hacemos juntos —respondí, inclinándome para darle un suave beso en los labios. Luego, me aparté y me senté en la encimera, observándolo terminar de preparar los platos.
Después de unos minutos, colocó los platos en la mesa y nos sentamos a comer. El ambiente era ligero y relajado, y cada tanto nuestras miradas se cruzaban, llenas de complicidad. Pero a medida que terminábamos de desayunar, una idea cruzó mi mente.
—Deberíamos ir a recoger a Santi pronto —dije, apoyando los codos en la mesa y mirándolo con una sonrisa—. Aunque antes...— Mis palabras se interrumpieron, pero el brillo en mis ojos hablaba por sí solo.
Pedro levantó una ceja, claramente entendiendo mi insinuación. —¿Antes qué? —preguntó, aunque la sonrisa traviesa en su rostro ya delataba que sabía exactamente lo que quería.
Me levanté y me acerqué a él, rodeando su cuello con mis brazos mientras me inclinaba para susurrarle al oído. —Antes quiero hacer el amor de nuevo. No quiero dejar pasar la oportunidad... —murmuré, mi voz cargada de deseo.
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🌸After him I was never the same🌸 (Pedro Pascal)
RomanceBianca es una jovem estudiante de periodismo de 22 años que sueña en convertirse en una gran y reconocida periodista, viajar por el mundo y conocer un amor que la haga vibrar. Lo que ella no imagina que en una de esas tardes de caminatas por Centra...