El aire se siente húmedo, miro mi reflejo en en el espejo mientras me muevo al ritmo de la musica.
Miro a mis compañeras girar sobre sus talones y la música de Tchaikovsky me atormenta la cabeza, ya ni puedo escuchar la canción de tanto que la han reproducido en las prácticas.
La piernas me tiemblan, ya casi no puedo mantenerme en pie, gracias a Dios la música se detiene justo cuando estaba por rendirme. Respiro profundo y dejo que mis talones toquen el suelo.
«Por fin».
El alivio que siento es tan grande.
El sudor cae por mi piel empapando mi leotardo e intento respirar con normalidad.
—Beth—Lucy me lanza una toalla y yo la atrapó en un reflejo—¿Estás bien?.
Yo asiento, casi sin aliento.
Me siento en el suelo, estoy agotada.
Hemos practicado 8 horas seguidas para el recital y mis pies ya no soportan ni siquiera estar de pie.
Elbert se acerca a mi preocupado.
—Estoy bien—hablo antes de que siquiera pueda interrogarme.
Lo conozco tan bien que ya puedo anticipar sus acciones.
—Bettina.—su tono de voz denota su preocupación.
—Estoy bien—lo reprendo con la mirada, odio tener que llevarlo a todos lados y mucho más que se entrometa en las cosas que hago.
Elbert vuelve a su lugar sentado en una silla mientras yo me seco la cara con la toalla. Lucy me mira con una sonrisa, se que le hace gracia mi relación con Elbert, pero no dice nada.
No digo nada más, me quito las zapatillas rosas de ballet y masajeo un poco mis pies acalambrados y llenos de ampollas mientras veo al resto de las bailarinas marcharse.
Lucy me imita, se quita sus zapatillas y luego comienza a estirar los dedos de los pies. Ser bailarina de ballet no es nada fácil, pero es lo que más me gusta en el mundo.
Me hace sentir tan plena, es como si pudiera volar, cada vez que me pongo mis zapatillas me siento invencible, se me olvida el mundo exterior, es como estar en mi propia burbuja.
Lucy se va y yo no tardo en empezar a recoger mis cosas, quiero irme a casa a descansar.
Me pongo mis tenis y voy rápido a cambiarme la ropa, entro al vestidor y saco mi ropa.
—Bettina ni siquiera es tan buena—escucho las voces medetrás de los lockers—Solo le han dado el protagónico porque es la hija de papi.
—Jasira, no mezcles las cosas, si Bettina no tuviera dinero igual sería mejor bailarina que todas nosotras—añade una segunda voz.
—Claro que va a ser mejor si su papá le ha pagado las mejores clases, siempre anda con su cara de remilgada con el gorila caminando detrás de ella, la acompaña hasta al baño.
—Cualquiera que te escuche creera que le tienes envidia a Bettina—esta vez reconozco la voz de Lucy—Todas estamos aquí porque tenemos dinero, de otra manera es imposible pagar la mensualidad de la academia, además, Bettina con dinero o sin dinero es mejor que todas nosotras juntas, porque ella no se la pasa hablando de ustedes a sus espaldas, y en cuanto al guardaespaldas yo también quisiera tener a un tío así de guapo detras de mi todo el puto día.
Suelto una pequeña risa y cuando me cambio la ropa salgo de los vestidores, afuera me espera el recién mencionado "gorila", ambos salimos de la academia real de ballet y subo al auto sentándome detrás del chófer.
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El Cartel de Luna 🌙
Roman d'amourBettina tiene una vida perfecta. Es hija de una familia adinerada, y trabaja todos los días por cumplir su sueño de ser una bailarina de Ballet de éxito, todo parece perfecto hasta que su vida se ve afectada por las malas decisiones de su padre, y l...