7. El plan.

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—No.

Respondo con toda la rabia del mundo.

—¿No que? He dado una orden—Giovanni está enojado pero yo también.

—Lo siento Giovanni, pero Elbert no trabaja para ti, trabaja para mí—me cruzo de brazos—Y tu no tienes ningún derecho de despedirlo, es mi guardaespaldas y no trabaja para ti.

Su cara se pone roja de la rabia.

Sabe que tengo razón.

—Soy el dueño de esta casa y yo decido que se hace aquí.

—Siendo tu esposa está casa es mía también, y si yo digo que Elbert se queda, entonces se queda.

—No eres mi esposa—responde molesto.

—Aun—respondo con las mismas palabras que ha usado antes y parece aun mas enojado—Asi que ve a mandar sobre cualquiera de tus otros empleados que de Elbert me encargo yo.

—Bien—se acerca a mí y me quita la chaqueta de Elbert de los hombros y se la arroja—Por favor, vamos adentro Bettina, tenemos que hablar.

El frío azota mi piel, no voy a quedarme más tiempo aquí.

—Elbert, ve a descansar—le hablo amablemente.

—Si Beth—no opone resistencia y mira a Giovanni un par de segundos antes de marcharse hacia el anexo, donde vive el servicio.

Yo voy a pasos firmes y camino hacia la casa.

—Bettina—escucho la voz de Giovanni detrás de mi—Escuchame por favor.

—No quiero hablar contigo.

Sigo mi camino me duelen demasiado los pies, me urge encerrarme en mi habitación.

—Estaba preocupado por ti, te vi irte con Ryle y comencé a seguirte—sigue hablando detrás de mi pero yo no me detengo, ni siquiera lo miro—Debiste escucharme cuando te llamé, las cosas no son como piensas...

Lo ignoro.

Abro la puerta principal de la casa y subo las escaleras.

—¡Bettina!—insiste al ver que no le estoy prestando atención.

—¡No quiero hablar contigo!—me doy vuelta para mirarlo.

—¿Y con él si?—señala hacia un lado—¿Como es que si le cuentas lo que sientes a un simple guardaespaldas y no eres capaz de hablar conmigo que soy tu futuro esposo?.

Me hierve la sangre.

—Porque confío en él—respondo.

—¿Esa es una forma de decir que no confías en mi?.

—Obviamente no confío en ti, no te conozco, y lo poco que he visto me basta para saber que eres muy bueno engañando a las personas, así que disculpame si no te abro mi corazón y te cuento toda mi vida.

—Bettina, puedes confiar en mi—da un paso hacia mi—Sé que no me conoces aún pero puedes decirme lo que sientes, no quiero que tengas que contarle tus cosas a un empleado cuando yo estoy aquí para ti.

Suelto una risa.

Es que es arrogante.

—Elbert no es un empleado más—me enoja oírlo decir eso—No hay manera de que lo sepas pero he pasado más tiempo con Elbert que con cualquier persona en este mundo y me conoce mejor que nadie, es más que un "simple" guardaespaldas para mí, es mi familia.

Suspira.

—Bettina no te enojes, solo quiero entender que sucede entre ustedes dos.

—¿Quieres entender? Te explico: El padre de Elbert, es el guardaespaldas principal de papá, cuando Elbert cumplió 18 años su primer y unico trabajo fue cuidar de mi, crecimos juntos y me ha cuidado desde que tengo 10 años, mis padres nunca tuvieron suficiente tiempo para mí y Elbert y Carmen se encargaron de que nunca me sintiera sola, Elbert es como el hermano que no tuve, es mi amigo y le quiero, y quizás sea la única persona que me queda en este mundo, la unica persona a la que de verdad le importo—lo miro—Asi que te prohíbo que lo trates mal.

El Cartel de Luna 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora