3. La casa de la Bahía

127 10 13
                                    

Ni siquiera tuve tiempo de asimilar lo que sucedió.

Esa noche sentí que el mundo se me vino encima.

Mi padre ya tomado una decisión respecto a mi.

Resulta que se dió cuenta que yo sería la alianza perfecta, para asegurarse el poder y la lealtad de otra familia.

Toda mi admiración por papá se fue al carajo, nada de lo que yo creía era real, mi vida no era real.

Además me he enterado que vida estuvo llena de lujos a costa de dinero sucio, de actividades ilegales y peligrosas.

Hasta las cosas más triviales del mundo como escoger un compañero, casarse y formar una familia me fueron arrebatados, no tengo autonomía, ni poder de decisión.

Van a casarme con ese maldito hombre que ni siquiera conozco.

Seguro ha de ser un hombre tan feo, es que debe ser un monstruo si su papá tiene que obligar a una mujer a casarse con él.

Y su personalidad... Si es igual a la de su padre entonces mi vida será terrible.

Ahora el día llegó.

Ni siquiera tengo fuerzas para lidiar con esto, tampoco tengo fuerzas ni para llorar, creo que mi cuerpo ha llorado todo lo que podía, ya no me quedan lágrimas para llorar. 

Hasta intente escapar pero ni bien lo hice los guardias de papá me encontraron y me devolvieron a mi habitación, donde he estado encerrada desde entonces.

No tengo escapatoria hoy van a entregarme.

La puerta de mi habitación se abre dejando ver a papá tiene el cabello un poco revuelto y sus ojos verdes me miran de una manera que nunca antes había visto en él, creo que siente algo de culpa, pero es tan orgulloso que no va a aceptarlo y no dejará que sus emociones tomen control de sus decisiones. Él mismo ya ha decidido que tenemos que formar una alianza con la familia Zannier y ahora nada va a cambiar esa decisión.

—¿Qué quieres?—ataco primero siendo un poco borde.

—Solo he venido a ver cómo estás...

—¿Acaso te importa cómo estoy? o ¿cómo me siento?—lo interrumpo—Ya me has dejado claro que no te importan mis sentimientos, así que ahórrate tus falsas preocupaciones.

—Bettina, no es falso, de verdad me preocupo por ti—se acerca a mi—Te quiero hija—yo rodeo los ojos.

Hace un par de días le habría creído con los ojos cerrados, ahora oírlo decir que me quiere no tiene sentido para mí. No le creo.

Ya no.

—Bueno, creo que tú y yo tenemos conceptos muy diferentes sobre lo que es "querer" a alguien—hago comillas con los dedos.

—Deja de ser tan sarcástica e infantil, algún día entenderás que todo lo que estoy haciendo es por tu bien, no quiero que acabemos en prisión, además no quiero que te falte nada Beth.

—Supongo que no me faltará nada en sentido material pero hay algo de lo que siempre voy a carecer gracias a ti: autonomía y felicidad.

Veo su cara nublarse al oír eso.

—Vas a ser feliz aunque ahora no puedas verlo, y vas a ser autónoma, solo vas a casarte no es el fin del mundo.

—Nunca voy a ser feliz casada con una persona que no amo—lo miro a los ojos—Nunca voy a ser feliz viviendo una vida que se me ha impuesto, esta no es mi vida, no es la vida que yo quería para mí.

—No puedo hacer nada para cambiarlo Bettina ya di mi palabra—suspira—Pero Gian Marco y yo hemos hecho un contrato que me asegura que se respetarán tus decisiones que no se te obligará a hacer nada que no quieras y que tendrás todo lo que necesites y más.

El Cartel de Luna 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora