Sueños

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Julia:

- ¿Y si te haces famosa? Digo, como esas publicistas de las grandes estrellas. ¿Volverás a Kansas? O mejor diré: "¡Miren! Esa es Julia, éramos amigos desde niños" - bromeó Jason, sin dejar de mirar el cielo, donde las estrellas brillaban con una intensidad que parecía reservada solo para esas noches.

- ¡Tarado! Siempre seré la chica de Wichita. Vendré cada fin de semana que tenga libre - le respondí, dándole un suave golpe con mi hombro. 

El césped fresco bajo nosotros, impregnado del aroma de la tierra después del atardecer, era un consuelo en medio del torbellino de emociones que sentía.

Jason y yo estábamos tumbados en el césped del parque donde habíamos pasado tantas tardes juntos, mirando las estrellas como solíamos hacer desde niños. Ese era nuestro lugar especial, un rincón del mundo que se sentía solo nuestro. Los árboles que rodeaban el parque susurraban suavemente con la brisa, un murmullo familiar que me anclaba a ese momento, a ese lugar.

- ¡Tarado! - repetí, riendo, mientras le daba otro pequeño golpe con el hombro. 

Mi risa resonó en la quietud de la noche, pero en el fondo, sentía un nudo en el estómago. A mis 21 años, acababa de graduarme como publicista, y en unas pocas horas estaría subiendo a un avión rumbo a San Francisco. 

Había conseguido un trabajo increíble, una oportunidad que pocos tenían tan pronto después de graduarse. Iba a trabajar para una de las modelos más reconocidas del mundo, algo con lo que había soñado desde que decidí que la publicidad sería mi camino.

Sin embargo, la emoción de ese logro se mezclaba con la tristeza de dejar atrás a Jason, mi mejor amigo desde siempre. Él, dos años mayor que yo, siempre había estado ahí, vivía al lado de mi casa. Se había graduado como fotógrafo profesional y su sueño era recorrer el mundo haciendo documentales sobre la naturaleza, algo que sabía que tarde o temprano también lo alejaría de Wichita.

- No puedo creer que esta sea nuestra última noche aquí - dije en voz baja, sin dejar de mirar las estrellas. 

- Mañana, todo cambiará- Las palabras salieron con un susurro, casi como si al decirlas en voz alta las hiciera más reales.

Jason guardó silencio por un momento, y luego susurró:

- Sí, pero este será siempre será nuestro hogar. Y este parque, nuestra galaxia personal -

Sus palabras resonaron en el aire, envolviéndonos en una especie de burbuja donde el tiempo parecía detenerse.

Sentí que me invadía una mezcla de nostalgia y miedo. El parque, que durante tanto tiempo había sido nuestro refugio, ahora parecía estar despidiéndose de nosotros.

A pesar de todo, no podía dejar de pensar en lo que me esperaba en San Francisco, y en cómo esa ciudad cambiaría mi vida. Pero también sabía que, pase lo que pase, siempre habría una parte de mí que pertenecería aqui, y a las noches bajo el cielo con Jason.

- Prométeme que no dejarás de venir a visitar - me pidió, girando su cabeza para mirarme. 

Había algo en su voz, una seriedad que no estaba allí antes. En sus ojos, brillaban reflejos de las estrellas, pero también algo más, una especie de tristeza que intentaba ocultar.

Lo miré a los ojos y sonreí, intentando ignorar la pequeña punzada de dolor en mi pecho.

- Te lo prometo-

Jason sonrió, aunque noté un atisbo de tristeza en sus ojos. Sabía que mi promesa era sincera, pero también comprendía que nuestras vidas iban a cambiar radicalmente. 

Desearía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora