Miedo

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Julia:

Después de almorzar con Aaron, Connor y Jason, me sentía increíblemente feliz. Mis mejillas me dolían de tanto reír, como si la tarde hubiera sido un respiro lleno de momentos ligeros y divertidos. Sin embargo, una parte de mí seguía confundida por la conversación que había tenido antes con Jason.

Me hacía feliz saber lo que él sentía, pero también me llenaba de incertidumbre. Eran sentimientos encontrados, porque aunque sabía desde hacía años lo que sentía por él, me había asegurado de enterrar esos sentimientos, prefiriendo mil veces ser su amiga antes que arriesgarme a perderlo.

Hubo un tiempo en que tuve pánico de que Jason se diera cuenta de lo que yo sentía y me rechazara. Y hoy, él había confesado que sentía lo mismo. Ambos sentíamos igual, pero el miedo seguía ahí, latente. Empezar una relación con Jason no sería fácil.

Nos conocíamos demasiado, y eso era tanto una ventaja como un problema. Lo que más miedo me daba era que si las cosas no funcionaban, podría perderlo no solo como pareja, sino también como amigo.

Luego estaba Conrad. Él me estaba enseñando a sentirme especial, querida. Había sido todo lo que una mujer podría soñar en un hombre: atento, cariñoso, seguro de sí mismo, dulce. Con él, sentía una especie de seguridad, sabía que siempre estaba ahí para mí, mostrándome lo importante que era para él. Siempre me quería cerca.

En cambio, con Jason, su carrera lo alejaría constantemente de mí, y aunque él estuviera dispuesto a dejarlo todo por estar conmigo, me parecía injusto que renunciara a lo que había sido su pasión desde siempre, solo por mí.

Y ahí estaba yo, atrapada en una confusión interminable. Sabía en el fondo de mi corazón que el amor de Jason era de esos amores intensos, que lo llenan todo, que no dejan huecos ni vacíos. Con Conrad... no lo sabía aún, porque recién comenzábamos. Pero la noche anterior, Conrad, molesto, me había dicho: "Jason te controla, te domina. Abre los ojos, Julia, juega contigo. Sabe que puede entrar y salir de tu vida a su antojo, y tú lo permites".

Aunque sabía que Jason jamás me había dominado ni controlado, esas palabras resonaban en mí. Jason hoy quería ser más, pero antes no lo había hecho. ¿Podría ser que un día se quedara y al siguiente se fuera? ¿Que entrara y saliera de mi vida cuando quisiera, dejándome rota?

Tal vez Conrad tenía razón, y ni Jason ni yo lo veíamos. Pero decidí dejar de pensar en eso por un rato. En ese momento, solo estaba feliz. Reía, y sentía paz. Esa paz que Jason siempre había logrado transmitirme de manera natural, como si todo lo demás fuera un detalle insignificante frente a lo que él hacía que sintiera.

—¡Deberíamos ir a Mount Tamalpais! Está a una hora de aquí... Fred y mis padres llegarán en seis horas, tenemos tiempo —sugirió Jason, leyendo desde su teléfono cuando Aarón se marchó y ya habíamos limpiado toda la cocina.

—Ay Dios... Dime que no es una de esas travesías tuyas —dijo Connor arrojándole una servilleta, lo que me hizo reír porque Jason levantó la mirada y lo miró asintiendo con una sonrisa.

—Es el Parque Estatal Monte Tamalpais, está al norte del Puente Golden Gate. No he ido, pero dicen que es precioso, es el parque nacional más famoso y grande de aquí —le expliqué, y Connor puso los ojos en blanco de manera exagerada.

—¿No podemos ir de compras? Conocer la ciudad, no sé... caminar y probar cosas típicas de aquí —preguntó Connor, casi suplicando.

—¡No! No seas flojo, vamos, conocemos y pasamos una buena tarde  —respondió Jason con entusiasmo.

—Podría ser, pero no podremos regresar aquí. Desde el aeropuerto, tendremos que ir directo al partido de Aarón. Papá y tus padres llegan casi sobre la hora —le recordé, aunque estaba segura de que Jason ya había calculado todo.

Desearía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora