Ilusión

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Julia:

—¡Julia! ¡Dime que terminaste con eso! ¡Llegaremos tarde! —gritó Kate desde la habitación, mientras buscaba las chaquetas de ambas para ir al partido de Aarón.

—Sí... pero no quedó tan bien. Creo que tú lo hubieras hecho mejor —respondí, mirando el cartel que habíamos preparado para animar a Aarón.

Era un cartel simple, pero hecho con cariño, aunque no sentía que reflejara lo suficiente lo emocionadas que estábamos por él

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Era un cartel simple, pero hecho con cariño, aunque no sentía que reflejara lo suficiente lo emocionadas que estábamos por él.

Aarón adoraba saber que estábamos allí, apoyándolo. Sus padres no podían viajar por sus trabajos y debían conformarse con verlo por televisión, y Jason, con la diferencia horaria y lo alejado que estaba en medio de su proyecto, se perdería el partido, aunque había prometido llamar en cuanto pudiera.

—¡Oye! ¡Me encanta! Eres una artista nata!! Además, estaremos en primera fila, así que lo verá seguro —dijo Kate con una sonrisa, mientras regresaba corriendo, cargando las chaquetas.

Se quedó observando el cartel con un brillo en los ojos que me hizo sentir un poco mejor.

Su entusiasmo era contagioso, y ver la sonrisa de Kate me devolvió algo de la confianza. Sabía que Aarón estaría feliz de vernos allí, sosteniendo ese cartel, incluso si no era perfecto.

—¡Vamos! ¡El taxi ya llegó! Brandon irá directo desde su trabajo porque no alcanzaba a buscarnos —me apresuró Kate mientras tomaba el cartel con una mano y me entregaba la chaqueta con la otra.

—¡Tú lo sostienes! Eres rubia, llamas más la atención —le dije riendo mientras nos subíamos al taxi.

—¡Ay, por Dios! ¡No te sumes a eso de que las rubias lo tenemos todo más fácil! ¡Es una mentira! —me regañó, aunque ambas seguimos riendo al salir.

Cuando ya íbamos de camino, Kate me lanzó una mirada divertida y preguntó:

—¿Conrad irá? Porque te lo prometió en los veintiún mil mensajes que se enviaron hoy—

No pude evitar sonreír como tonta. Desde ayer, Conrad y yo habíamos estado hablando sin parar.

Había sido sorprendentemente dulce y hasta gracioso, algo que me encantaba. No era tan frío ni inaccesible como parecía al principio; era, en muchos sentidos, como cualquiera de nosotros.

—Me dijo que estaba tratando de conseguir un lugar junto a nosotros. Tenía una reunión con los padres de Brandon, pero luego se nos uniría —respondí, tratando de mantener la compostura, aunque por dentro me sentía eufórica.

—¡Ay, por Dios! ¡Quita esa sonrisa! ¡Pareces boba cuando hablas de él! Lo que me sorprende es que vaya, porque según me dijeron, evita los lugares públicos, y ahora... ¡un estadio! Debe estar realmente impresionado contigo —añadió Kate, dándome un suave golpe en el hombro con una sonrisa cómplice.

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