Mariposa

808 122 1.1K
                                    

Julia:

El reloj marcaba las once en punto y yo aún seguía en la oficina, revisando los últimos detalles de los diseños que los chicos de publicidad me habían pasado. Tenía el teléfono pegado a mi oído, escuchando a Conrad hablar desde Los Ángeles. Me contaba lo ocupado que había estado en los últimos días.

Su voz sonaba cercana, cálida, como si no hubiera kilómetros de distancia entre nosotros, pero algo en mí estaba distante, distraída.

-No sabes lo cansado que fue el rodaje ayer -me decía Conrad, mientras yo asentía en silencio, aunque sabía que él no podía verme.

-Pero estoy contento, todo está saliendo según lo planeado -continuaba.

Apenas podía concentrarme en sus palabras. Mi mente seguía atrapada en el detalle del desayuno sorpresa que me había enviado esa mañana. Había sido dulce, considerado, el tipo de gesto que siempre me hacía sonreír.

Pero algo en mí se sentía apagado. Era mi cumpleaños, y aunque había sido cariñoso y atento durante toda la semana, no podía deshacerme de esa sensación de vacío que me había acompañado desde que desperté. Este era el primer cumpleaños en el que Jason no estaría conmigo.

Recordé el kit de arte que Jason me había enviado. Era perfecto, como siempre. Sabía exactamente lo que me gustaba, lo que me hacía feliz, sin tener que preguntarlo. Me conocía mejor que nadie, incluso mejor que yo misma, a veces.

Pero hoy... hoy algo faltaba. Las fotografías que dijo que me había mandado no aparecían. Las busqué toda la mañana, revisé mi teléfono más veces de las que quería admitir, quizás las había enviado por allí, pero no estaban. Esa pequeña conexión visual, que siempre nos mantenía unidos, no estaba, y ese vacío me dolía más de lo que estaba dispuesta a admitir.

-Julia, ¿me estás escuchando? -preguntó Conrad, sacándome de mis pensamientos.

-Sí, claro -mentí, mientras pasaba las páginas del diseño frente a mí, intentando retomar la conversación.

La verdad era que no podía dejar de pensar en Jason. Aunque Conrad había sido maravilloso, enviándome un desayuno sorpresa y colmándome de detalles, algo dentro de mí seguía buscando a esa persona que, sin importar la distancia, siempre sabía lo que necesitaba.

-¿Y entonces qué dices? -preguntó Conrad, esperando una respuesta.

Me di cuenta de que me había perdido por completo en su relato sobre el trabajo. No sabía qué responder.

-Es que... es complicado -respondí, arrugando el rostro, esperando que esa pequeña frase me diera tiempo para aclarar mis pensamientos.

-¿Por qué mientes? No eras de las que lo hacían, ¿Qué te pasa? -preguntó Conrad en un tono tranquilo, pero directo. Solté un suspiro cansado.

-No, no lo hago, solo que... es complicado -admití, esbozando una sonrisa. Me gustaba que Conrad fuera perceptivo, que se diera cuenta de mis estados de ánimo.

-Quizás no sea tan complicado como crees. ¿Por qué no me lo cuentas? No solo Jason puede ser tu confidente. Te lo dije, Julia, estoy aquí, pero no puedo llegar más lejos si no hablas conmigo -me recordó, y tenía razón.

Siempre había sido así, yo hablaba todo con Jason, y sin darme cuenta, dejaba a Conrad fuera.

Era un error que comenzaba a entender demasiado tarde. Sabía que Conrad tenía celos, y no lo culpaba. No era algo que él me hubiera reclamado directamente, pero lo sentía en sus palabras, en esos momentos como este, donde intentaba abrirse camino en mi mundo, pero yo mantenía esas barreras. Jason había estado en mi vida desde siempre, y aunque no lo hacía a propósito, ese espacio lo seguía ocupando él.

Desearía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora